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miércoles, 16 de septiembre de 2020

Las lecciones de la huelga de septiembre de 2018

2018 un movimiento que prometía

En 2018 los estudiantes del CCH azcapotzalco se manifestaban a las afueras de rectoría, cuando un grupo paramilitar, porril disolvió violentamente el mitín de unos cuantos de miles de estudiantes para dejar cerca de una decena de heridos entre lesionados por armas punzocortantes y explosivos. La indignación entre los estudiantes de la UNAM no se hizo esperar y el paro general de dos días siguió a un movimiento asambleario que alcanzó a la Escuela Nacional de Antropología e Historia que no pertenece a la Universidad Nacional. El paro a inicios de septiembre en la ENAH constituyó un movimiento más largo, de cerca de un mes que prometía una lucha por la transformación y fortalecimiento de la escuela de antropología más antigua de América Latina. Todos los sectores de la ENAH, dependiente del INAH, respondieron al paro y se sumaron a las asambleas generales.
De las demandas exteriores a las demandas propias
A inicios del movimiento, la ENAH no contaba con demandas propias, se había sumado a la lucha de la UNAM en repudio al porrismo, la falta de pericia de los estudiantes para llevar incluso asamblea comprometió a militantes del Partido Comunista Mexicano, nueva agrupación que cuenta con muchos estudiantes en la ENAH. Ellos fueron los que dotaron los primeros ejercicios del uso de mesa de debates, de reglas, de articulación de demandas. La urgencia era encaminar un movimiento de solidaridad a articular demandas propias en una ENAH que en estas circunstancias tenía muchas carencias. Al inicio todo era jalemos juntos, solidaridad.
El porrismo en la UNAM y la solidaridad
Como hemos apuntado en otro escrito de este foro, el porrismo actualmente es poco parecido al de los años 70. Más bien se articula como el de los años 90 e inicios de siglo. Son grupos con poca presencia en las escuelas que en la mayoría de las ocasiones no cuentan con el aval de la direcciones. Grupos de choque externos, con base mínima interna que se deja ir en piquetes de entre 10 y 50 cuando es necesario. No los controla necesariamente la dirección de las escuelas, como antaño; más bien son manejados por segmentos de las autoridades universitarias o por los grupos de poder como partidos políticos, policía o políticos estatales y locales. Su estructura es más parecida al 3 de marzo de CCH Vallejo, en donde se trataba de grupos cooptados para la violencia en el fútbol americano y usado por grupos de choque por partidos políticos. Como sabemos jamás se esclareció el móvil de la agresión en rectoría.





Porros durante la agresión en rectoría en 2018
La acción de repudio a las agresiones de la ENAH es uno de sus rasgos, todos los grupos y sectores en la escuela se solidarizaron, no se puede decir que hubo quién se desmarcó, las diferencias no surgieron por haber hecho el paro de solidaridad de tres días, la división provino en quienes utilizaron el paro para prolongarlo en un afán de protagonismo, a pesar de que había un gran sector que sin estar en contra de la solidaridad de tres días no querían un paro prolongado y pedían el cambio a la modalidad de paro a paro activo.
Reivindiquemos a nuestra Escuela

Es muy curioso que la demanda de crear demandas en favor de la escuela no partió ni de los zapatistas, ni del resto de los grupos. Fue una propuesta pública que hicieron algunos militantes del PCM y de Perfil Académico.en la experiencia política y desde la visión que éste último grupo sostiene desde hace poco más de 20 años, en la búsqueda de la autonomía de la ENAH. No era una visión improvisada, pues partía del momento coyuntural de revisión del Reglamento de la Ley orgánica del INAH, de la cuál la discusión estaba viva en ese momento en la comisión que el Director Diego Prieto había impulsado atrayendo a representantes de todos los sectores.


Después del 8 de septiembre en que se hizo esta propuesta en la Asamblea, los grupos que querían tomar el control de la asamblea comenzaron a "hacer suyas" las ideas de conformar un pliego petitorio, sólo que a pesar de ufanarse de que saben, ni siquiera pliego tenían, así que como veremos trataron de inventarlo, y para ellos no lo dieron en pocos días porque ni siquiera lo tenían claro, no lo tenían y no dejaron que ese pliego fluyera de propuestas de la comunidad que si lo tenemos claro. Toda visión adversa a su competencia la atacaron con calumnias.
Los peligros del activismo y el asambleísmo
Los grupos latentes en la escuela se volvieron a aparecer, cada uno de ellos con historias particulares e incapacidades que trataremos en este documento. Grupos activistas de tiempo completo cuyos programas son enteramente esquemas ideológicos sin fundamentos y sin sustentos teóricos filosóficos. Slogans, consignas, moldes teóricos rígidos. Una profunda incapacidad por jerarquizar la diferencia entre grupos afines, adversarios y el enemigo principal. Si todos somos enemigos principales, lo que privará es un sectarismo dispersante, sectario, incapaz de sumar y cohesionar la lucha.

No se trataba de crear un gran movimiento legítimo cohesionado, con un programa claro de transformación, sino se trataba de montarse en un movimiento, crearlo dirigirlo de manera vanguardista. La acción política cotidiana sin perspectiva, sin programa, viendo a todo cuestionamiento como enemigos. Utilizando un lenguaje que ni siquiera era suyo. Calificaron a todo planteamiento un poco diferente al suyo de porros, esquiroles, agentes de derecha. Las descripciones de estos estudiantes y profesores mediocres, protagonistas que tienen un culto a la ignorancia, al pésimo nivel político y que por desgracia en su activismo cortoplacista lograron colocarse al frente de la asamblea y controlaron durante un mes a la Asamblea echando a pique la posibilidad de sumar a todas las fuerzas que apoyaron el paro en un inicio.
La incapacidad de diálogo y visión

Los grupos que tomaban el control basaron su fuerza en una intervención de tiempo completo, lo que definió la orientación social de los sectores que "tomaron" la dirección. Estudiantes de tiempo completo, no estudiantes-trabajadores, sino hijos de familia sostenidos por sus padres o expulsados de sus hogares y lumpenizados. Una pequeña burguesía asociada a los lúmpenes adictos a las drogas y al alcohol en la escuela. No bien el movimiento de solidaridad causó unanimidad, los que eran permanentes y de tiempo completo en su activismo, no supieron entender a los sectores que no querían un paro prolongado.
La miopía del utilitarismo
Estas fuerzas que se habían sumado configuraron un bloque de cerca de 200 estudiantes, un bloque considerable si atendemos que las asambleas más grandes de la ENAH han sido históricamente de poco más de 400 personas. Se hizo un bloque cerrado que comenzaron a controlar las fuerzas de un alacranismo político. Lo definimos así, porque en lugar de direccionar el movimiento por medio de la legitimidad del mismo, las demandas por la ENAH, trataron de coaligar intereses grupales que expondremos en el capítulo especial que dedicamos a este, que comenzó a dispersar su veneno contra todos aquellos que proponían otras visiones como el paro activo, el levantamiento del paro acusando a todo aquél que no estuviese de acuerdo en el parismo en sí mismo, de esquirolaje, porrismo o de ser el punto de vista de las autoridades. En asambleas de 400 personas de la comunidad, el voto compacto de 200 paristas comenzó a arrasar en las votaciones, descartando las peticiones de una comunidad que les pedía la reapertura y la reanudación de actividades. Pronto intereses particulares se comenzaron a coaligar en este frente: Los grupos de la Ajena, los colmenos del PC de M a través de la Coalición de profesores de asignatura, la Amena conformada por la variedad de grupos de Fem Riot existentes ligados a sus similares en la UNAM, el grupo de Canuta que ha permanecido desde el periodo del Museo y que se conforma con algunos profesores de social y el posgrado; y el sntampismo que era desde antes de la conformación del sindicato de Galván, el grupo golpista al sindicalismo democrático. Unos aspiraban a encabezar el movimiento en la escuela; otros iban por demandas particulares externas a la escuela como son los protocolos contra la violencia; dos sindicatos metidos unos para utilizar el movimiento para enfilar sus demandas frente a la autoridad, no logradas por su escaso número y su nula base legal.
Del consenso a la maniobra
Sin duda la coalición de fuerzas descritas en el anterior apartado tenían un peso considerable que terminó apoderándose de la Asamblea. Una asamblea de 400 personas en una escuela de más de 2,000 no es un movimiento que lograra convencer a la totalidad de la comunidad. Una fuerza de 150 miembros que podían acudir a las asambleas no convergen con el paro indefinido, no lo entienden como un principio de organización y no como lo que es medio, un medio de fuerza para demandar por las necesidades de la escuela.


La imposición del paro por la fuerza, sin considerar a la comunidad, que demandaba que se hiciera activo y no con el cierre de actividades e instalaciones se sostenía en poco más de 200 estudiantes, profesores y trabajadores acuerpados en bloque. La demanda de poco más de 150 miembros de la Asamblea fue suprimida mediante votaciones aplastantes y no por la búsqueda del consenso. Poco a poco impusieron las mesas de debate por miembros de la Ajena o los colmenos rechazando la posibilidad de que otras fuerzas pudiesen ser escuchados por un movimiento que se preciaba de ser plural e incluyente; y que terminó transformándose en un grupo encabezado por grupos de estudiantes, algunos bien intencionados, pero muchos otros con propósitos grupales bien definidos. Su éxito inicial los emborrachó y sus maniobras terminaron dividiendo y sembrando encono. La concentración en especialidades como Antropología Social y Etnología se enfrentó con las comunidades de Historia, Etnohistoria, Antropología Física y algunos sectores del posgrado que estaban siendo perjudicados por el paro.


Como la Asamblea ya no era un instrumento que escuchara a esta mayoría de 1,700 miembros de la comunidad que exigían moderación y reanudar actividades; y como las votaciones de más de 200 personas contra poco más de 100 se entramparon, la Asamblea dejó de ser el vehículo de cohesión del movimiento y comenzó a fracturar a la comunidad que hasta la fecha resiente los efectos de esta destrucción.

Sin poder observar al movimiento en su conjunto, la asamblea empezó a perder en número a participantes y comenzó a representar sólo la fuerza de los paristas y ya no a la comunidad en su conjunto que se refugió en asambleas por especialidad, que tenían la posibilidad de incorporar a quiénes no habían sido considerados por una asamblea intransigente que votaba en bloque de más de 200. De esta forma las asambleas de especialidad y por sectores comenzó a representar la otra parte excluida por las maniobras de la Asamblea y estas reuniones cobraron independencia frente al movimiento inicial. El movimiento se fracturó y dura esta fractura hasta la fecha.

A Historia, Etnohistoria, Antropología física y algunos sectores del posgrado se sumaron la reunión general de profesores de tiempo completo y los trabajadores afiliados al Sindicato Nacional Democrático que es el mayoritario en el INAH. Para finales de septiembre eran ya una fuerza contundente que en asamblea repusieron cerca de 300 personas que desbalanceó al frente de la Asamblea General, forzando el levantamiento del paro, sin dejar de apoyar las demandas de la comunidad. Este último elemento no fue considerado por el frente de la Asamblea que seguía insistiendo en que la diferencia con el resto de la comunidad era que los "contrarios" se oponen a las demandas, mientras que ellos como vanguardia, las sostenían. Cuando el punto principal de sus diferencias con el resto de la escuela era sin duda su necedad de prolongar un paro cuando la Dirección del INAH había concedido la posibilidad de mesas de negociación para atender las demandas.

La actitud arribista, protagónica, sectaria de los miembros de este frente de asamblea considera que ellos son los que "triunfaron" sin ver que el resto de la escuela apoyó que se atendieran las demandas y que su diferencia con el resto era su dogmatismo y terquedad de mantener un paro que nadie quería ya. La llamada Asamblea terminó levantando el paro porque era evidente que perderían la votación contra una reunión que pasó de los 400 a más de 550 personas. Su bloque de 200 ya no les serviría, a pesar de su evidente acarreo. Pero esta arrogancia, dividió sin duda a una comunidad que históricamente había jalado junta.
La incapacidad intelectual
Uno de los problemas de la asamblea es que al no ser ellos los de la iniciativa de pelear por demandas propias sino sólo apoyar a los estudiantes de la UNAM, no tenían pensado un programa real de demandas y lucha. Esto nos explica que cuando el Director del INAH se presentó en la ENAH a tratar de resolver el conflicto, la "asamblea" ni siquiera tenía sistematizadas las demandas en un documento, es más no sabían sinceramente cuáles serían. Es escandaloso, pero podemos decir que cuando les preguntaron ¿Cuáles eran las demandas del movimiento? Estos simplemente pidieron un plazo de una semana para inventárselas. Las demandas iniciales del 8 de septiembre se dispersaron a ser un abigarrado documento que era algo así como la carta a Santa Claus. Fue entonces cuando los diversos intereses particulares salieron a flote en una actitud de hay pastel que les den a todos.


Las mesas de configuración de las demandas fueron en muchos casos controladas por los grupos de la "AGENAH", una asamblea que ya no era la asamblea, sino de los grupos y sus correligionarios: "Demandas" producidas desde las posiciones de los grupos. Los colmenos inmediatamente crearon su mesa laboral para regresar a rumiar sus viejas demandas maximalistas de denos a todos bases por antigüedad sin concurso; los grupos feministas comenzaron a procesar los "protocolos" contra la violencia a las mujeres, los estudiantes apoderados del espacio del comedor pedían comedor, se formó en esta confusión una mesa para solicitar el estatuto de la ENAH frente al INAH sin tener claridad jurídica, pues la demanda inicial fue deformada por el protagonismo de los canutos; hubo una mesa para fiscalizar el ridículo presupuesto que recibe la ENAH; e incluso hubo quién trajo a los vecinos para resolver la temáticas de los vecinos que basados en rumores hablaban de construcciones inmobiliarias contra la colonia.


Las mesas no fueron del todo malas, fueron ciertamente una oportunidad para debatir algunos temas importantes, e incorporaron a profesores que no habían participado. A algunas de ellas asistieron profesores de TC, estudiantes y trabajadores. Pero el ambiente de construcción de acuerdos fue muy difícil en parte por la actitud alacranista e intolerante de grupos de la Asamblea que veían toda intervención que no fuera de ellos como una usurpación o una intervención reaccionaria a menos que fueran ellos los que con sus confusiones quisieran imponer las orientaciones de un movimiento que ya a estas alturas sentían como patrimonio y por lo tanto excluyente de todo miembro de la comunidad que no fueran ellos.
Estudiantilismo e ignorancia.

Las mesas en las que intervino la autoridad del INAH en una segunda parte, cuando se aceptó oficialmente su instalación estuvieron plagadas de confusiones, desaciertos, producto de la falta de conocimientos necesarios para los temas. Veamos las situaciones más relevantes.

Las primeras incursiones sobre los cuestionamientos al presupuesto hablaban de la inoperancia de la Ley 3000, refiriendo sin conocimiento a un capítulo presupuestal, el capítulo 3000 que refiere la adquisición de servicios. Habían escuchado que eran malas las contrataciones por capítulo 3000 (Honorarios) y creyeron que se trataba de una ley. Es decir desconocían el propio funcionamiento de la administración pública federal. Pero querían negociar.

Una demanda muy sonada fue el desconocimiento del Consejo Técnico de la escuela como órgano colegiado de la misma y querían otorgar a la Asamblea General, es decir su ámbito de dominio el gobierno de la escuela por encima de la Dirección y excluyendo a los órganos colegiados. Tenían un problema de incomprensión notable. Para poder legalizar que la Asamblea General fuese el máximo órgano de gobierno de la Escuela se tenía que modificar el Reglamento General Académico de 1993. Para que esa modificación fuese legal se tenía que hacer basado en las normas vigentes. Y para que fuese a través de las normas vigentes tendría que ser el propio Consejo Técnico de la escuela el que tendría que cambiar la norma para que fuese legal. ¿Cómo puedes cambiar una norma si has desconocido al órgano encargado de cambiarla?

En otras mesas hubo cosas positivas, pero también existieron problemas de incapacidad. La mesa de "dignificación del trabajo docente" se convirtió en el monopolio de la colmena y de la Coalición de Profesores de "asignatura" para reiterar el programa que han defendido desde hace 8 años. Bases a sus profesores, ni siquiera a todos, sin concurso, por antigüedad diciendo que en ellos se basa la investigación y la docencia del INAH. Ataques a los "privilegios" de los profesores de TC de los cuáles ellos quieren sus plazas y la condena por las "mafias" académicas de una organización que agrupa menos de 15 profesores entre los más de 300 que integran las planta de HSM en la escuela. Era evidente que se trataba de un sindicato que puso a su Secretario General al frente de la mesa utilizando al movimiento estudiantil como punta de lanza para negociar con la fuerza que ellos no tienen por su escaso número. La negociación sindical tiene principios de Ley, y en este caso la ley impide la basificación del personal docente a no ser por medio de los reglamentos bilaterales que en este punto marcan el examen por concurso para el ingreso. Y también la norma que existe en este tema es que los únicos capacitados para firmar los convenios o representar a los trabajadores es el sindicato titular, que es el mayoritario. El INAH está incapacitado para alterar el RAEPCEO sin la intervención del sindicato titular. Con este marco, los colmenos no pudieron obtener nada y su mesa fue un fracaso.

Mesas que pudieron avanzar fueron las de seguridad en la escuela y de elaboración de protocolos de género. Por lo menos fue aceptada la propuesta para su revisión por el INAH sin que por el momento haya sido aprobada. La poca resistencia a las propuestas feministas se debe a que desde la universidad existe un sentimiento de apoyo a este sector. Cuestión que veremos más adelante cambiará por las acciones de algunos de estos grupos que han recurrido a la agresión de la comunidad y por lo tanto al rechazo de muchas de sus acciones.
El pluralismo, intolerancia y ausencia de programa
Uno de los efectos del movimiento de 2018 fue la aparición de nuevos agrupamientos en la comunidad. Si bien el neo zapatismo simpatizante con el Congreso Nacional Indígena, algunos activistas dispersos de grupos como el GAR, o bien los PC de M, el llamado sntampismo que hoy está fuera del SNDTSC al que pertenecieron; eran los que en su momento empujaron y se apoderaron del movimiento, más adelante aparecerán movimientos emergentes que acuerpan puntos de vista distintos y que han terminado en conformar grupos diferentes.

La pluralidad prevalece y la intolerancia de los grupos de la Asamblea ha terminado por reducir su fuerza militante que ya carece de poder de convocatoria. Esta pérdida de poder posibilitó que la alianza con los grupos feministas terminará por volverse en su contra. Bajo el llamado principio separatista las mujeres desbancaron las "dirigencias masculinas" se apoderaron del movimiento y conformaron la Asamblea de Mujeres, o Amena. Estos grupos terminarán dominando la escena en 2019 y en su momento nos referiremos a esta diversidad.

Al final veremos factores que llevaron al fracaso a estos grupos que si bien continúan latentes en la escuela, perdieron el consenso y son ahora vistos con desconfianza. Terminaron en una pelea entre ellos. Sus antiguos aliados de la ajena han sido acusados por la amena de ser acosadores, violadores para dejarlos fuera de combate en la escena política y grupos de mujeres apoderarse del movimiento, como sucedió en 2019.
La emergencia de una comunidad
Aunque la Ajena y la Amena presumen de enormes logros y de que las obras, los presupuestos del INAH fueron "arrancados" por su lucha, como si las demás fuerzas no existiesen. Para nadie es desconocido que terminaron claudicando en sus demandas. A la exigencia de que la Asamblea General fuese el máximo órgano de gobierno, ahora se les ve tratando de poblar las plazas de consejeros técnicos para influir y cambiar muchas veces más allá de las propias atribuciones que el consejo tiene.


Este recurso los hace prolongar sus puestos en el Consejo a pesar de que antaño lo habían desconocido como órgano de gobierno. En época del COVID se les ve queriendo normar toda la vida de la escuela proponiendo normas que una comunidad a la que no consultan quisieran controlar. La estrategia es la misma, votaciones en bloque, acuerdos planchados, invocación de una comunidad a la que ni siquiera consultan y sustituyen. Muchos de ellos no siquiera tendrían derecho a ser consejeros pues o bien no dan clases y representan a maestros o dejaron de ser alumnos pero representan a los alumnos. Una cofradía para votar en bloque frente a una comunidad que desconfía cada vez más de ellos a excepción de las licenciaturas donde aún tienen sus cotos de poder.
La democracia directa respuesta al asambleísmo de segmentos
Un hecho sin precedentes fue la demostración práctica de que el sistema asambleario no es ya una forma de representación de una escuela si no reúne al menos al 60% de una comunidad. 350 asambleístas no pueden ir contra más de 1400 alumnos 450 profesores y 70 trabajadores (1,920 aprox.) sin un mecanismo de consulta amplio no son ninguna democracia directa. Además de que en sus mejores momentos tenían una oposición de más de 100 estudiantes en la misma asamblea lo que representa que el 11.5% es la décima parte de una comunidad. Por ello, cuando una mayoría pedía la reapertura y el reinicio de clases, que el 10% decidiera continuar con un paro no votado por la mayoría comenzó a desbancar a la asamblea en septiembre de 2018. Los 200 paristas, que si bien son muchos, no podían decidir por todos.

Como la asamblea dejó de ser el mecanismo de decisión, la asamblea se descentralizó en las asambleas de especialidad y sector, que comenzaron a representar más que la propia asamblea la voluntad general. En la Asamblea se concentraron la ajena, la amena, la colmena y los canutos. Y en el exterior de la asamblea una mayoría activa, desorganizada en un principio comenzó a empujar por la voluntad general: Paro activo, reapertura, pliego petitorio y solución a las demandas. La huelga de 2018 terminó polarizando a estas fuerzas y fracturando a la comunidad. A la larga resultó que el Consejo Técnico tan detestado por la Asamblea "General" terminó siendo más representativa que la asamblea misma.

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