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domingo, 2 de diciembre de 2018

La visión simbólica no material en la ENAH

Posmodernidad y pos lamentablemente

El teórico del reciente movimiento huelguista de la ENAH, muestra paso a paso su pobreza y su falta de preparación. Se mueve en los deseos, no en el análisis, veamos:
Con la desaparición de la URSS y el Bloque de países del Este de Europa, se implementaron también diversos ataques ideológicos al proyecto marxista a través de proclamas como “el fin de la historia”, “el fin de las ideologías” o “el fin de las metaexplicaciones” y se expandieron en las Ciencias Sociales los estudios que promovían abandonar las explicaciones generales y centraban su interés en el análisis empírico:
El posmodernismo ha decretado que no puede haber progreso en las ciencias sociales, y los estudios culturales, habiendo homologado la posmodernidad como contexto y como modo de vida, se involucran cuando pueden en la afanosa demostración de esa idea. Después de la posmodernidad, el apocalipsis (Reynoso 2000:9).
 El ataque en efecto, contra la teoría marxiana, no necesariamente contra el colaboracionismo "marxista" que defiende este profesor. Contraponerse, no es superar pensamientos, para que exista una refutación del planteamiento pos moderno, no basta decir que no nos gusta o señalarlo como el demonio. Hay que desmontarlo teóricamente y posteriormente señalar porque no es verdad en este mundo.

Fukuyama ciertamente declaró el "fin de la historia", es decir la prevalencia del capitalismo como sistema. Algo que sin duda, es verdad. El capitalismo existe actualmente. La discusión no es esa, sino si existirá siempre. Es curioso, pero quién más ayuda le ha prestado a Fukuyama, es la insistencia en una falsedad, que Ovalle sigue sosteniendo. El hecho de que esto que existió en la URSS fue el "socialismo", un sistema de capital colectivo estatal, calificado de "socialismo". La lógica es simple, si el "socialismo soviético" fue "transformado" en capitalismo, entonces el socialismo se derrumbó.

Por lo visto, el estalinismo de Ovalle sigue desorientando. Por eso, sin entender la historia y la dialéctica de las revoluciones de principios del siglo XX. Sigue sosteniendo la quimera estalinista del "socialismo real". Luego entonces, Ovalle ve a la posmodernidad, una elaboración intelectual basada en el análisis de los discursos y los lenguajes como el enemigo a vencer. Su empirismo le impide ver las fallas de la posmodernidad, porque sencillamente le contrapone el materialismo vulgar, es decir su empirismo.
El interés en los cambios sociales cedió el paso al agnosticismo posmoderno y las teorías –como cualquier mercancía- se volvieron desechables.
De esta manera, el Posmodernismo se consolidaba en Occidente como la principal expresión y avanzada ideológica del Capitalismo, teniendo sus principales bases de operación en las Academias de las Universidades.
Al desconocimiento de los problemas se aúna a la teoría de la conspiración. El pos-modernismo no sería entonces la forma en que la burguesía entiende y reproduce su momento histórico, sino una teoría maquiavelista. Toda ideología es apologética del sistema. Lo es el estalinismo de Ovalle que defiende la forma estatal del capital y lo es el posmodernismo, que defiende que el lenguaje es en sí mismo una forma relativista de percibir la realidad, es decir de no transformar nada. La declaración de Lyotard sobre el fin de los grandes metarrelatos, no se responde con el capitalismo estatalista, sino en una denuncia que no le gustará a Ovalle. La democracia ha sido el paradigma impuesto por esa posmodernidad. El relativismo posmoderno se responde también desde la lingüística y la filosofía. ¿Por qué es posible entender el guiño del ojo que plantea Cloford Geertz?
En la ENAH, el desgaste político y el ambiente de apatía y desanimo social favoreció que la Administración de Gloria Artís, negociara con el INAH la desaparición de la Asamblea General como órgano máximo de gobierno y la elección directa del director a cambio –se dijo en ese entonces- de mejorar las relaciones con el INAH y recibir mayor presupuesto.
Ovalle es un simplista que no analiza los procesos materiales. Ello significaría reconocer que el desgaste de eso que llama Asamblea General, llegó a su crisis al final de los años 80. Por eso en lugar de analizar los factores del desgaste, los factores materiales, se pone a moralizar. Para él la apatía y el desanimo social, no que la forma era disfuncional porque ya no intervenían todos en una comunidad de más de 2 mil personas, que sólo se llenaba en las coyunturas importantes y se vaciaba en la cotidianidad. Que en las asambleas se sienten cómodos la mayoría de personajes como él, que se la pasa todo el día en la escuela, y no los compañeros que tienen que trabajar para ganarse el sustento.

Las posiciones de 1993 no eran mayoritariamente en apoyo de la forma asamblea. Las representaciones de posgrado, representaciones de licenciaturas fueron partidarios de los cuerpos colegiados permanentes. Es decir de formas de representación que en la cotidianidad funcionarían mejor. Así como hoy la realidad nos hace cuestionar la disfuncionalidad de los órganos colegiados, poco dinámicos, asimétricamente representados. En 1993 las asambleas tampoco eran tan romanticamente representativas como nos indica Ovalle. Ovalle se inventa una historia. Nos impusieron el reglamento, fue culpa de que Gloria Artís nos entregó por 5 monedas, mientras los apáticos y desanimados miembros de esas generaciones, su generación por cierto, permitieron que se impusiera el reglamento. En realidad la escuela se dividía en tres. Los que eran partidarios de mejorar la relación con el INAH y acabar con el desgaste de las administraciones anteriores a las que les cerraban el grifo del presupuesto, para ello el compromiso era que la comunidad de la ENAH hiciera los cambios. Estaban quienes defendían, como Ovalle a la Asamblea General y que no querían ningún tipo de trato con el INAH, cuyo riesgo en 1993, pleno periodo salinista era que nos terminaran imponiendo el reglamento como en ese momento había pasado en el Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela Nacional de Danza. Y había un sector centrista que veía el peligro y trataba de que el reglamento que quedara no fuese a modo del INAH.

Una cosa en la historia que Víctor Ovalle omite, como si las resoluciones se tomaran en la Asamblea General, es que ya existía un Consejo en la ENAH y que desde allí se tomaban resoluciones. Fue este Consejo quién en muchos meses de trabajo elaboró la reglamentación que hoy existe, Consejo que tenía representación de todas las licenciaturas y de profesores y estudiantes. En 1993 yo fui consejero estudiantil por el posgrado de Historia-Etnohistoria. La Directora del INAH, en aquél entonces se presentó al Consejo y fijó su posición. Se tenía que cambiar el reglamento y había dos perspectivas, que se cambiara bajo la propuesta de la escuela o que el INAH lo elaborara y se lo impusiera a la Escuela. El Consejo optó por la segunda opción y presentó lo que había elaborado. Antes de ello, la propuesta en el Consejo era someter la decisión a un Referéndum general de la ENAH. En una votación muy cerrada el consejo votó poner la decisión en un referéndum a la comunidad. La condición es que sería vinculante si votaba el 50 % más uno de la comunidad. La gente como Ovalle, que hoy se vanagloria de que la mayoría votó en contra, cuando yo voté en contra, llamaron porque se sentían  muy revolucionarios al boicot contra el referéndum, que porque era del INAH. El resultado fue en efecto que votamos en contra la mayoría, pero no se alcanzó el 50%+1 de la votación.

Así que regresamos a la sesión de Consejo con este resultado y quedaban dos sopas. Nos lo imponían o metíamos nuestra propuesta. La mayoría del Consejo optó por el segundo escenario. Pero veamos las fantasías de Víctor:
Con la imposición del Reglamento de 1993 –en vacaciones, después de una lucha prolongada en que la principal oposición estuvo a cargo de los estudiantes-, la dirección del INAH eligiría[Sic.] a los sucesivos directores de una terna que la Escuela le presentaría. Es evidente, que desde entonces, la vinculación orgánica con el Instituto se volvió muy estrecha, pero en forma vertical. De tal forma, que la ENAH entró en un proceso de burocratización que inyectó mayor lentitud a su quehacer cotidiano.
¿Lucha prolongada? Mientras nosotros, los consejeros de la ENAH, teníamos el problema encima. Al parecer Víctor se fue de vacaciones, porque no se enteró de lo que sucedió después. Se nombró una comisión en la que aún recuerdo los nombres de consejeros de la ENAH que llevaron al proceso de revisión el reglamento. Una pregunta al anacronismo de Ovalle, ¿Por qué si dice que había vacaciones, la aprobación del reglamento de 1993 por el INAH fue el 6 de septiembre de 1993. ¿Vacaciones Sr. Ovalle? 


Muy ufano Víctor me decía en la comisión de reglamento de la AGENAH que no basta vivir los procesos. Por lo visto. Pues en historia hay testigos claves y personajes como Ovalle. Nuestro compañero de la escuela agrega:
A partir de entonces, la Asamblea General logró únicamente activarse en momentos de coyuntura política, pero sin generar una organización permanente de los estudiantes.
Como jamás ha sido. En primer lugar porque los estudiantes son una población flotante que está a lo sumo 6 años en la escuela. Por lo que vemos una banda sin fin de nuevas generaciones en cada ocasión. Algunos de los viejos estudiantes, terminaron hoy siendo profesores. Pero veamos el apocalipsis now de este amigo.
En este ambiente de derrota y fragmentación, varios profesores de Tiempo-completo afianzan el control político de las Academias de las Licenciaturas, eternizando los cacicazgos académicos: espacios de poder dominados por estos profesores que a partir de las prerrogativas que les otorga el contar con una Plaza de Tiempo-completo, manejan discrecionalmente los cursos, principalmente los obligatorios, los Proyectos de Investigación Formativa (PIF’s) y los recursos económicos correspondientes, asignándose unos para sí y otros para sus profesores allegados e incondicionales.
Vivimos hoy, más que nunca, en un régimen que busca transformar toda fuerza vital en rutina, toda capacidad de imaginación en palabrería al servicio de la mezquindad de los burócratas… No se trata siquiera de una racionalidad orientada a la salvaguarda autónoma de la funcionalidad del propio régimen, sino de un modo de creación, preservación y gestión de los privilegios destinados a engendrar castas sin arraigo ni identidad (Mier 1999:39).
Raymundo Mier, el entrañable maestro es de la UAM y por cierto es Tiempo Completo allá. Ovalle nos pinta un ambiente de derrota y fragmentación, donde los malos, para él los profesores de TC son los que dominan la escuela y él, un pobre y obligado profesor de HSM trabaja sin descanso frente a nuestra maldad. La protesta en el fondo de Víctor es que él quisiera manejar la planta, como lo hizo su propuesta al Consejo Técnico. La Coalición entró en bancarrota por esta posición. En primer lugar ha cometido el error de polarizarse contra los trabajadores de base del INAH, sembrando la división y el sectarismo, tratando de enfrentar a los Tiempos Completos contra los profesores de asignatura, como si los TC fuésemos los patrones. Una fantasía cuyo objetivo es enfrentar para obtener. La Coalición que mucho prometía pasó de ser un sindicato de profesores de asignatura, siempre aplaudido, a una bolsa de trabajo donde sus miembros quieren imponer profesores a los estudiantes y a las academias. A la falta de alumnos, le llaman rescisión de contrato, a sus deseos lo llaman realidades. Ellos quisieran convertirse en investigadores del INAH y ser de base, lo que está bien. El problema es que eluden el mecanismo de entrada. Su kriptonita es el Examen de Oposición. Las convocatorias a ingreso para investigador están abiertas, son públicas y pueden concursar si reúnen los requisitos. Una posición intermedia entre investigadores y HSM son los profesores de asignatura cuyas plazas no se han creado. En lugar de luchar por su creación ellos quieren ser investigadores sin concursar por las plazas, inventando la historia de que son investigadores. Veamos su versión:
Estos microespacios de poder afectan directamente a otro sector de académicos: los profesores de Asignatura, que son tratados como profesores de segunda categoría y desechables, al ser excluidos de la Planta de Maestros continuamente, sin importar si tienen uno, diez o treinta años de servicio docente. Con ello, se desperdicia su experiencia académica y laboral, y se desestiman las temáticas alternativas que provienen de estos mismos profesores.
Mítin Conjunto de la Coalición de Profesores de Asignatura y Asistentes de Investigación del INAH con organizaciones afines, exigiendo respeto a los derechos laborales de los trabajadores del Instituto, el 16 de febrero de 2016.
 La solución de profesores como Ovalle, en el INAH son los profesores de asignatura, la creación de plazas de profes de asignatura en la que se asignen por concurso. O bien esperar a la creación de las 100 universidades que producirá el gobierno de AMLO. La invención de "micro-espacios de poder" no es la que determina el desempleo y la precarización actual, sino la falta de plazas. Para ser Tiempo Completo, Ovalle ha tenido el tiempo suficiente para producir, prepararse más y concursar. Echar la culpa a otros de su desgracia no le dará una plaza.
De esta forma, se diluye la colaboración que debería existir entre estos dos grupos de profesores, quienes tendrían que considerarse compañeros de trabajo. La discrecionalidad en el manejo de los cursos trunca el desarrollo profesional de los profesores de Asignatura y el relevo natural que debería acontecer.
 Una falsedad más. En Historia al menos existen cursos que imparten profesores de la Coalición. Están trabajando desde hace muchos años. Unos tienen otros empleos o plazas en otras universidades y otros se han dedicado sólo a la ENAH. Pero además, la coalición no tiene organizados a todos los profesores. Existen profesores de la Coalición, profesores de TC de otras universidades o institutos de investigación, profesores TC del INAH y profesores que son de HSM y que no pertenecen a la Coalición. La Coalición ni siquiera ve por estos últimos que por cierto son en número más que ellos. Profesores de la Coalición se están saliendo de ese sindicato.

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