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sábado, 1 de diciembre de 2018

No se sabe que es peor, la posmodernidad o los de pensamiento mecánico

Cuando es difícil superar o refutar ideas 

Declarar es sencillo, afrontar la crítica con una praxis crítica es más difícil. Ideas como las que postula el posmodernismo no se pueden superar sólo con declaraciones. En su texto, Víctor Ovalle hace referencias a acontecimientos, menciones, alusiones, declaraciones. Él cree que eso es suficiente pero eso no es así, veamos:
La época posmoderna (1993-2014)
Al iniciar la década de los noventa del siglo pasado, la ENAH navega sin dirección: desarticulada internamente y con objetivos inciertos. El ambiente político internacional favorecía la fragmentación social y la afirmación de identidades particulares.
El Capitalismo imperialista se levantaba soberbio tras desestabilizar por todos los medios económicos y políticos a la Unión Soviética y al Bloque de Países Socialistas del Este y provocar con ello su desaparición. En América Latina, la posibilidad de la expansión de las luchas armadas revolucionarias se cancelaba con el acuerdo de desmovilizar militarmente al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) del Salvador y a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), para integrarse a la vida política partidista, la pérdida de las elecciones presidenciales del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua y la desarticulación del Partido Comunista del Perú (marxista-leninista-maoísta) con golpes militares y la detención de sus principales dirigentes.
 En primer lugar, la contrarrevolución no abre en las fechas que nos alude este autor, sino en 1927 cuando tras la derrota de la oleada revolucionaria de 1917-1923 el fascismo bloquea en definitiva las revoluciones de Alemania e Italia y la contrarrevolución estalinista logra desbancar a la dirección del Partido bolchevique en Rusia. Un punto nodal es la masacre de 1927 en China, donde el estalinismo entregó la revolución obrera.

Es evidente de donde provienen las ideas de Víctor y dónde fue educado. Habla de la "desestabilización" de los países "socialistas" y de su presunta desaparición. Es muy probable que este compañero se haya adscrito a las visiones estalinistas oficiales, las que confunde con el socialismo. Tampoco tiene una buena visión del movimiento guerrillero latinoamericano. Apoya todo lo que se mueva de manera acrítica, postula, reivindica los más disímbolos movimientos que van del FMLN a Sendero Luminoso en el Perú. Para él los acuerdos de paz de un empate como lo sucedido en El Salvador, son una derrota; o la derrota del movimiento maoísta en Perú también. Articula símbolos sin crítica, todo lo que le parece "lucha" es para él, la reivindicación de lo bueno, contra el capitalismo imperialista (concepción marxista leninista) que es lo malo. Víctor no puede ocultar, no sólo su estalinismo, sino también su visión confusa, ecléctica. Vamos ¿Qué tiene que ver el programa del FMLN con el de Sendero Luminoso? En El Salvador el FMLN reivindica un programa de transición a la democracia, en Perú la Nueva Democracia, es decir el Frente Popular, un socialismo a la China. Pero veamos en análisis sobre nuestro país:
En México, se imponía un gobierno a través del fraude electoral y la represión política se acentuaba sobre los movimientos sociales que se ubicaban en la resistencia como en el caso del sindicalismo independiente; el ímpetu neoliberal-imperialista iniciaba la venta de las empresas paraestatales; el desanimo alcanzó a muchos antiguos militantes de izquierda que renegaron de la lucha de clases, y del internacionalismo proletario y se acomodaron en los partidos oficiales en “la lucha por la democracia”.
Vaya y el FMLN ¿No luchaba por la democracia?  Aquí se introduce una contradicción interesante. Primero nos habla del capitalismo imperialista, ahora pasa al capitalismo neoliberal-imperialista. Pero desdoblemos la incomprensión de Ovalle en dos puntos:


1. Saxe Fernández, el connotado profesor de la UNAM ha combatido en sus textos, el que la mundialización, léase "neoliberalismo" se una etapa especial de Modo capitalista de producción. Para Saxe, este "neoliberalismo" sigue siendo la etapa imperialista postulada por Lenin en el Imperialismo, fase superior del capitalismo. Para que Víctor nos pueda decir que existe una fase neoliberal-imperialista; tendría que elaborar una crítica al texto de Lenin para refutar que la dominación del capital financiero sobre el capital industrial, tiene otra forma en la que la ley del valor se ve alterada. Es curioso que Miguel Ángel Adame no instruya correctamente a su pupilo. Traen al Dr. Jorge Veraza y por lo visto no lo han leído correctamente en su celebre texto Crítica a la teoría del imperialismo. En el cuál se combate la visión de Lenin sobre la última etapa imperialista del capitalismo, para rescatar la visión marxiana de la subsunción del PT al Capital. Para Marx no existe una etapa imperialista, sino la fase de la manufactura y la Gran industria. Una visión que esta fuera del alcance de un antropólogo que sólo se adscribe a los símbolos y no a los contenidos.

2. Como vimos en el punto anterior, Ovalle no entiende el capitalismo y mucho menos la teoría marxista. Lo que hace es adscribirse acríticamente a símbolos. Todo lo que es guerrilla, todo lo que es una agrupación política de "izquierda" es para él el movimiento. Los cambios y acomodamientos de la acumulación de capital, la normalización de esa izquierda que desde nunca luchó por el socialismo, son el símbolo de renegar de la lucha de clases y el internacionalismo y su "traición" por luchar por la democracia. ¿Cuál cree que era el programa del FMLN sino un Frente Popular para obtener de nuevo la democracia? ¿Dónde estuvo el programa proletario del FSLN encabezado por los terceristas de Ortega? Es obvio que Don Víctor no entiende más que las formas exteriores y no los objetivos y composición de clase de cada movimiento. No entiende de programas, sólo de símbolos, y ni siquiera de estos. Pero sigamos con su visión del EZLN:
El levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional a partir del 1 de enero de 1994, movilizó conciencias y simpatías; proponía un discurso alternativo al marxismo: no se proponía destruir al Capitalismo, tomar el poder del Estado o convertirse en vanguardia revolucionaria, aunque sí aspiraba a conseguir la autonomía política de los pueblos bajo el principio organizativo de “mandar obedeciendo”. En esta época, se dejaba de hablar de clases sociales y emergieron conceptos como Organismos No Gubernamentales (ONG’s) y Sociedad civil, que asumían el relevo en las luchas sociales.
En el otro lado del espectro político, dos años después de la aparición pública del EZLN, irrumpe el Ejército Popular Revolucionario (EPR), principalmente en los Estados de Guerrero y Oaxaca, hablando en lenguaje marxista; combate también al Ejército mexicano, pero no consigue notables simpatías.
 Vaya, no deja la tentación de dividir en dos. Los no marxistas de la izquierda, el EZLN; y los marxistas ¿El EPR? Señala, deja entrever. Ovalle se piensa marxista, pero carece del arma de la crítica. Y tiene una mala información el EPR tuvo o tiene una extensión mucho mayor, una franja importante en el centro de México. Pero aquí tampoco hay discusión programática, ni del EZLN, ni del EPR. Ovalle es oportunista, quiere caerle bien a todos, no se mete en honduras, prefiere no posicionarse, sólo mencionar. Es parte de su método, describir, no analizar. Sobre los movimientos estudiantiles nos dice:
En 1999-2000 se despliega la huelga estudiantil más prolongada en la historia de la UNAM; de su interior surgen expresiones políticas extremas que se apropian de la dirección del Consejo General de Huelga (CGH): la “ultra” y la “megaultra” llamadas así por su discurso “incendiario”, ultraizquierdista y excluyente de las fuerzas políticas no afines a ellas, a quienes vetaban y expulsaban -incluso a golpes- de las escuelas y asambleas, acusando a estos otros grupos de traidores, vende-huelgas y reformistas. Utilizando las consignas posmodernas de ¡fuera líderes! y ¡fuera corrientes! (aunque ellos tenían líderes y formaban corrientes políticas dentro del movimiento) promovieron la desconfianza, envenenando así el ambiente interno del movimiento. El continuo hostigamiento del Estado hacia la huelga a través de los medios de difusión masiva, las maniobras políticas de la Rectoría, las provocaciones al movimiento -que fueron muy efectivas-, los vetos, las expulsiones y las purgas que generaron la división interna, el alejamiento paulatino de la base estudiantil, el cansancio natural por los meses transcurridos; aunado a la falta de pericia de los dirigentes del CGH para responder con eficacia política a las iniciativas de las autoridades universitarias, desgastaron la huelga a tal punto que el Estado pudo finalmente utilizar la represión para aplastar el movimiento.
La Huelga concluye con la entrada de las fuerzas federales a Ciudad Universitaria y sus escuelas periféricas, nueve meses después de iniciada. El movimiento logra detener el aumento de cuotas, pero fracasa en que sea resuelto su pliego petitorio de seis demandas. En los siguientes años la UNAM sufrirá un paulatino incremento de cobros ilegales y privatización de servicios.
Los jóvenes que participaron en la huelga del CGH crecieron en este ambiente de desmoralización, vacío ideológico y ausencia de un horizonte emancipatorio (Hernández 2012:58).
La estructura maniqueísta persiste, los buenos y los malos, los ultras y lo que pudo ser. Los errores de un movimiento cuyo pecado es rechazar a los grupos políticos, según Ovalle y la división propiciada por los malos del movimiento. Un movimiento de la UNAM, que por cierto se replica en el reciente movimiento de la ENAH. Carencia de análisis y capacidad para mirar al gobierno, la administración, al Estado. Y sobre todo veneno a la hora de calificar las posturas que difieren de los microgrupos, que ahora se llaman "colectivos" pero cuya esencia en relación al CGH no ha cambiado. No hay líderes, hay voceros, no hay dirigentes sino colectivos. Una coartada anarquista que es tan falsa como los billetes de 2 pesos.
No obstante la derrota, en los siguientes años las corrientes hegemónicas ultraizquierdistas del CGH, difundieron a las nuevas generaciones, una imagen idílica, carente de autocrítica y autocomplaciente del movimiento. Son estas mismas corrientes políticas las que en 2012, promovieron la división interna entre escuelas públicas y privadas en torno al Movimiento estudiantil #Yosoy132.
No deja de ser curioso. Como los principales ataques contra mi persona y contra los compañeros que disentimos provinieron del núcleo #YoSoy132 de la ENAH. Es curioso porque tanto se les critica en el párrafo anterior y hoy son los aliados de Víctor, la Coalición y los colectivos del AGENAH. A él no lo atacan porque varios de los profesores de la Coalición pertenecieron al YoSoy132  y los muy cobardes firman sus libelos como Ex132, cuando todos sabemos que previo a ese ataque, hubo una discusión que perdió en Paro Activo el Chimpa, uno de los visibles miembros de ese grupo. Hoy aliado de los grupos que hemos mencionado.

Yo metería una espina más. Sostendría que el movimiento del CGH no fue derrotado. La UNAM echó para atrás las cuotas y nunca volvió a tocar desde ese entonces el tema. Cierto que la ocupación de la Universidad se debió a la falta de visión de este consejo estudiantil, que perdió el piso pensando que la UNAM sería una especie de república socialista. El que el movimiento actual de la ENAH no tenga el peligro de que la policía por el momento ocupe nuestras instalaciones, no obsta para entender que los problemas siguen siendo los mismos. Un movimiento sin cabeza que no entiende al Estado, es en términos de revueltas y movimientos sin existencia histórica, aunque exista como movimiento.

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