Nos visitan del mundo

martes, 27 de noviembre de 2018

La historia que se nos construye y las miradas.

Percepciones distintas de tradiciones distintas

La historia se construye desde distintas miradas con distintas perspectivas. No referiré la historia que no viví y que he escuchado de las generaciones anteriores de profesores. LA ENAH como la escuela de Antropología que venía del museo y que se asentó en Cuicuilco. Mi arribo a la ENAH ocurrió desde 1985 y aunque Miguel Ángel Adame diga que tiene un par de años más, unos cuatro para ser precisos, no creo que tenga ninguna ventaja, sólo una mirada distinta. Su pupilo escribe en la historia que nos ocupa:
La comunidad de la ENAH ejerció la elección democrática de su director en 1973, 1974, 1979 y 1981. En la elección del último año, hubo una postulación única: la de Gilberto López y Rivas. Durante su gestión se registraron avances académicos y políticos importantes:
"Creación de los consejos Académico y Administrativo; desarrollo de la División de Estudios Superiores; creación de un programa de licenciatura de enseñanza abierta para los grupos étnicos del estado de Oaxaca; reglamentación general de la Escuela; establecimiento de un curso propedéutico para el ingreso; transformación de la dirección en un órgano colectivo; apoyo para la obtención de la recategorización de los trabajadores técnicos, administrativos y manuales; apoyo a la organización de una guardería para trabajadores, estudiantes y profesores" (López y Rivas 1985).
Yo no llegué a la ENAH en 1981 y por lo tanto no viví la elección de Gilberto López y Rivas en la Dirección de la ENAH. Puede observar en cambio el el funcionamiento de la "ENAH Oaxaca", viví el funcionamiento de esa reglamentación y cuando llegué la Guardería de la ENAH ya estaba. También cursé ese propedeutico de 3 meses.

Ciertamente se requiere un balance de esos "logros". El programa de Oaxaca cerró no por una voluntad política maquiavélica, sino porque el programa mismo no daba más. Había ciertamente gran deserción en el mismo, cosa que en los 80 fue un signo de la ENAH. Mi grupo de historia tenía más de 100 estudiantes, de los cuáles concluimos no más de 20. El primer semestre habían desertado poco más del 50 %. La intervención del sindicato, lo que era la D-III-24 si era muy visible.
En esta época se acostumbraba que todos los grupos de alumnos y todos los profesores se reunieran en las Asambleas de Licenciaturas para tratar los asuntos propios de su especialidad y en esta administración se llevó a cabo un informe público que pudo ser replicado (Miguel Adame, comunicación personal).
Además, la ENAH se mantuvo activa en la discusión de los grandes problemas nacionales y de América Latina a través de proyectos de investigación y diversas tesis, muchas de ellas reconocidas con premios nacionales y publicación. Los vínculos con los procesos revolucionarios de Centroamérica, en particular con la Revolución Sandinista fueron estrechos.
No obstante, al final de este mandato se percibía el desgaste político-académico de la institución:
En los años recientes, la ENAH ha vivido una experiencia excepcionalmente compleja con algunos avances en varios sentidos pero también con muy serias limitaciones, que en la actualidad, por efecto de la crisis económica, tienden a exacerbarse. Entre las más urgentes se localizan desde luego el nivel académico desigual; las dificultades para enriquecer y actualizar planes y programas de estudio; un presupuesto insuficiente para las tareas que hay que afrontar; lo reducido de la planta docente de tiempo completo; la desarticulación e ineficiencia de algunos servicios y la ausencia de incentivos y apoyo para los trabajadores (Volante del Colectivo Opción Interna (COI-ENAH), mayo de 1985).
Adentrados en los 80 yo visité la ENAH en un plano militante. Por lo menos lo que me encontré no era de una gran claridad. maoístas, miembros del Partido Comunista, algunos ex miembros de la revista Estrategia y pegas de grupos como el Consejo Nacional de Estudiantes que era una de las organizaciones que hoy conocemos como el Yunque. Un tremendo sectarismo y fragmentación. Mucha actividad ciertamente, maoístas que citaban a Mao, sin entender que era precisamente su propuesta de la Nueva Democracia. Una de las constantes de la ENAH es la existencia de personas muy brillantes, que son una minoría y una buena porción de personas que se ubican en el "Yo creo".
La desvinculación orgánica con el INAH era clara y se concretizaba en la entrega de un raquítico presupuesto que impedía cubrir plenamente las tareas sustantivas de la Escuela.
En el periodo que me tocó vivir había movilizaciones por el presupuesto. Recuerdo cuando acudimos al llamado de la Dirección de Manuel Gándara para pelear porque el INAH nos había dejado en el gasto ineludible. Es decir sólo salarios y escobas, retirándonos el presupuesto para proyectos. Cierto que la relación de dependencia del INAH ha impedido funcionar a la escuela como lo que es una Institución de Enseñanza Superior. Aquí concurren intereses, por ejemplo a la D-II-IA-1 que era la delegación sindical del SNTE que agrupaba a los investigadores tenía una gran oposición a la autonomía de la ENAH. Pocos hemos defendido el estatuto de la Escuela como Institución de enseñanza, que no puede manejarse como una oficina del INAH. Hoy, algunos que proclaman la "autonomía" en el pasado han sido los más férreos opositores a la misma. No tan lejos de los que hoy hacen bloque con los compañeros que nos ocupa criticar.
A estas alturas es evidente que no se consolida una corriente marxista de antropología, la cual habría de orientarse al estudio de las formaciones socioeconómicas (Medina y García 1983:22). Además, se desalentó la incorporación y manejo de otras posiciones teóricas como el funcionalismo, al que se evidenció su carácter ideológico como “instrumento del colonialismo”.
Como he referido, el marxismo de la ENAH es algo raro. Descartando a los que no leen a Marx y se lo inventan, mal crónico de muchos; los que lo retoman son una mezcla confusa entre estructuralismo, corrientes sociológicas y propensión positiva a construir una ciencia social tan ideológica como lo que pretenden combatir. En este mar de interferencias y ruido cabe de todo. No es fortuito que la ENAH apoye todo tipo de luchas y combata todo tipo de fantasmas ideológicos. Una parte de su problema es una incapacidad crítica a la hora de los grandes cambios. 
Las disputas políticas internas, la infiltración policiaca, los ataques personales, las intrigas de grupo, la proliferación de grupos de poder en las Licenciaturas y otras áreas de la Escuela, la incapacidad de los comités y organizaciones de profesores y estudiantes para formar nuevos activistas y militantes, antropólogos e historiadores críticos, aunado a la indiferencia de las nuevas generaciones al proceso histórico interno en los 1980, socavaron el impulso autogestivo de esos años.
Los buenos y los malos, como la canción de La Muralla. Comités y organizaciones de profesores como ángeles y los grupos de poder en las Licenciaturas como demonios. Una construcción mecánica propia del maniqueísmo de la ENAH. Es curioso porque esos "grupos de poder" son los mismos actores que los comités y organizaciones de profesores que se mencionan. En el pasado de la ENAH no pueden desligarse grupos como el MRP o el PCM de los comités donde concurren profesores y estudiantes. Esos grupos siguen pre existiendo en la ENAH. La "indiferencia" de las nuevas generaciones, los tiempos pasados siempre "mejores". El impulso autogestivo idílico de esos años, cuando no se refieren y se hace un balance de porqué ese impulso colapsó. Los asegunes de elegir una planta de profesores por los alumnos cuando muchos de ellos se agarraron profesores clientela que daban todo tipo de materias y pasaban a todos. Ovalle nunca referirá la erosión de grupos políticos estudiantiles y de profesores que terminaron en las altas esferas de funcionariato del INAH. Ayudados por una dialéctica de grupos políticos, sindicales, académicos y estudiantiles. La ENAH jamás se entenderá sin tener en claro esa dialéctica. Prueba sin duda que el análisis de redes de lealtades e intercambio de favores, no es una de las fuertes en el análisis de Víctor Ovalle. Persistir en separar demonios y ángeles, le impide dar cuenta de la complejidad humana en el INAH.
Aun se habrían de llevar a cabo 2 elecciones democráticas de director (por voto directo en 1985, en la que obtuvo el triunfo Manuel Gándara y 1989, que favoreció a Gloria Artís Mercadet) en las que aflorarían los enconos, la fragmentación en marcha y la descomposición académica interna.
Dos administraciones que si me tocó vivir. Al Dr. Manuel Gándara no lo dejaron, no obstante que siempre he admirado su esfuerzo por cambiar las cosas. Los mismos que lo encumbraron, fueron los mismos que obstaculizaron su camino. Una periodo de confrontación con el INAH que dejó sin presupuesto a la ENAH. Si no tomamos en cuenta este periodo, no entenderemos mucho de los acontecimientos posteriores.

La administración de la  Mtra. Gloria Artís le tocó un periodo difícil de sobreviviencia, ante el crecimiento del salinismo en nuestro país. Una carencia en el análisis de Ovalle, es la visión de las relaciones de poder y la correlación de fuerzas en coyunturas determinadas. He escuchado la epopeya de Víctor, un lado traidor y otro sublime. Pero esa no es la historia, es más bien su construcción literaria. La discusión en la ENAH fue mucho más compleja y los factores que determinaron la aprobación del reglamento de 1993 no se reducen a la traición, sino al tema de la defensa de la ENAH y su preservación. Yo voté contra el reglamento en el Referéndum de 1993, voté en el Consejo a favor de que se realizará ese referéndum y vote por la negociación ante una escuela dividida en peligro de ser golpeada. No nos impusieron el reglamento, nos impusieron el cambio de reglamento. El reglamento de 1993 lo elaboraron las comisiones del Consejo de la ENAH. Debemos entender bien esto, ahora que tenemos la coyuntura de poderlo cambiar. El que Ovalle elabore su epopeya de resistencia frente a la imposición, nos dice que él probablemente fue de los que llamaron a no votar en el referéndum, liquidando la posibilidad de unificar a la escuela en contra del cambio. Una escuela dividida como él históricamente lo propicia, es blanco del poder.

En la siguiente entrega, debatiremos el asunto de la posmodernidad y la incapacidad crítica del pseudo marxismo mecánico para responder con claridad a ese paradigma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario