Bastian leía que Atreyú buscaba afanosamente detener la causa de la destrucción de fantasía. La princesa en su encuentro le dijo, sólo falta que aquél que te ha acompañado durante todo tu viaje, que ha seguido tus peripecias le de un nuevo nombre a la princesa. ¿Dónde está? le dice Atreyu en el momento en que el último bastión del palacio seguía destruyéndose. Aquí mismo, es el niño que esta en este momento dandose cuenta como nos destruimos y con él todos aquellos que a su vez lo han seguido a él.
Este es más o menos el relato que podemos ver en la película de La Historia sin fín, basado en la novela de Michael Ende, La historia sin final. Aquí tenemos de manera muy gráfica lo que son los planos de la propia lectura en una narración, llevada de una manera muy talentosa y muy bien construida. La narración de la historia, envuelve a su vez al lector de la propia historia y se extiende a los espectadores del cine. Todos se encuentran considerados dentro, en una construcción de carácter narrativo.
El análisis de la narración en los cuentos, en un estudio muy acucioso fue llevado a cabo por el soviético Vladimir Propp llamado Las raíces históricas del cuento. Tomó los cuentos que tenía a su mano en su época y halló la repetición de poco más de 31 funciones que los cuentos contenían para construirse como textos literarios. Variando uno de otro, colocando en cierto orden, la estructura del cuento tiene funciones y se proyectan del caos al orden, pasando por una cantidad variable de "estaciones" que Propp fue clasificando en funciones.
Los recursos literarios para presentar la moralidad del cuento, sus enseñanzas pasan por estas funciones, pero se adoptan recursos como son las figuras literarias contenidas en los tropos. A los cuátro básicos Metáfora, metonimia, sinécdoque e Ironía se exitenden a la hipérbole, el oximorón, la antitésis, el litote, el paradogismo, y las figuras que los tropos tienen.
Un ejemplo de esto puede ser la atracción que Cuasimodo le presenta a Esmeralda en la obra de Víctor Hugo. Aquí se construye una paradoja. Cuasimodo el contra hecho es feo en su exterior, lo que atrae a la belleza, no es su aspecto exterior, sino la belleza interior. La belleza de ambos se proyecta destruyendo lo que es aparencial.
A partir de los análisis de Propp, Julian Greimas construyó su propuesta acerca de los actantes. Los actantes son modelos de comportamiento que pueden ser análizados por la semiótica en los textos como sujeto, objeto, destinador, oponente, destinatario o ayudante. Con ellos se puede hacer un análisis de textos, dónde se va segmentando fronteras externas e internas del mismo, para encontrar no sólo a los actantes, sino también el significado profundo del texto en las isotopías o concordancia semántica de los textos por medio de su agrupación, en sus niveles léxico y sintáctico. Figuras retóricas que permiten la persuación que es un componente básico, pero también la exposición de contenidos dónde la forma es fundamental.
La literatura también posee fines genéricos, en la escritura literaria no deja haber intenciones, que son por ejemplo conmover o emocionar a quién lee las novelas, ve las obras de teatro, las películas de cine. Esto va distinguiendo los fines genéricos de la literatura como la comedia, la tragedia, la sátira, etc. Hacer reir, provocar tristeza, indignación, pesadumbre, son objetivos que la literatura logra en sus construcciones. La calidad literaria se ve proyectada en la forma y en el logro de los fines genéricos que tiene cada uno de estos géneros.
Todos estos conocimientos que han aportado los lingüístas, los críticos de arte y los propios literatos planteó a disciplinas como la historia, la antropología la pregunta de si no sus propias construcciones eran meros recursos literarios en los que quizás no se construyera en realidad un referente real, sino símple y exclusivamente una forma poética o retórica, en la que la presentación de la historia, por ejemplo se basaba más en formas literarias que en su referente real. La tradicional división entre la historia como referente real res gestae, no podría traducirse en una historia construída, una obra historiográfica rerum gestarum.
En la siguiente entrega, seguiremos reflexionando este punto, basados en la obra de quién desde la escuela de los Annales francesa, se cuestionó sobre la construcción histórica como una mera producción de un artefacto, el libro de historia. Michel Decerteau, jesuita francés autor de obras como La fábula mística, La invención de lo cotidiano, La toma de la palabra, aborda en el texto La escritura de la historia reflexiones en torno a la funcionalidad del texto histórico y su existencia como una producción de Lugar, con un objeto referenciado y cuya profundidad debería analizarse en la estructura escriturística del texto. En los albores de lo que se conocería como la posmodernidad, la discusión en el ambiente historiográfico debatió si la historia es sólo un discurso construido con fines genéricos y cuyo referente básico, la historia real, es sólo un elemento referenciado dentro del texto.
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