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domingo, 3 de julio de 2011

Haciendo tabla rasa del priísmo.

Hace poco conversábamos un viejo amigo y un servidor sobre la revolución mexicana, su tío abuelo fue diputado constituyente igual que mi abuelo en 1917.

Desde el poder, el panismo nacional ha venido imponiendo una serie de mitos que ya comienzan a ser cuestionados por intelectuales y periodistas. Una ideología conservadora adversaria de la revolución mexicana que pone por delante a los cristeros y pretende borrar a la revolución a la que odia.

Para quiénes tenemos ligas familiares con aquellos revolucionarios que lucharon por cambiar el país y que modificaron el Estado porfirista y luego nos comprometimos con los cambios en los años 70 del siglo XX, la propuesta de un Estado autoritario que esbozaron los panistas como sinónimo del PRI, hace tabla raza de una historia que comenzó en 1910 y que atraviesa por fases como la revolución armada entre 1910-1920, la construcción del Estado posrrevolucionario entre 1920 y 1940, la industrialización del país entre 1940-1970 y la crisis del régimen priísta entre 1970 y 2000. La transición democrática fallida entre 2000 y 2010. Ni económica, ni social, ni cultural, ni políticamente se puede aplicar el mismo rasero a una historia muy compleja en la que el panismo nacional, nacido en 1939, estuvo ausente.
Y esto no viene de militantes priístas, convencidos porque se han beneficiado de las prevendas del poder. Viene de críticos al sistema, que lucharon primero en la distancia que trajo el priísmo nacional sobre los propios sectores revolucionarios que combatieron y se arriesgaron en la revolución y luego desde los sectores estudiantiles que apostamos por el cambio en el post-68.
No es lo mismo el Partido Nacional Revolucionario, que en Partido de la Revolución Mexicana y luego el Partido Revolucionario Institucional en el marco del nacionalismo revolucionario y los neoliberales. Tenemos a pesar de la continuidad, cuatro formas diferentes de ver la coyuntura y enfrentar su momento histórico, de realizar las reformas revolucionarias y alejarse de ellas.

Manuel Gómz Morin, ala liberal de los cristeros
Para decirlo en pocas palabras, en ambas puntas, Salinas de Gortari tiene tan poco que ver con Plutarco Elías Calles, como los resultados económicos de la industrialización tienen poco que compararse con los desaciertos, las torpezas y el entreguismo de Ernesto Zedillo Ponce De León. Lázaro Cárdenas contra quién reacciona el panismo nacional en 1939 tiene un programa totalmente distinto, al que pretende el último presidente que llegó al poder del PRI. Para decirlo más concretamente, el último PRI tiene que ver más con el PAN que con los régimenes post-revolucionarios. Así, que la coartada del PAN de acusar al autoritarismo del PRI en los últimos 70 años, quiere ocultar que ellos, los panistas terminaron siendo lo mismo que sus antecesores recientes, los priístas neoliberales. Ambos no tienen algo el al menos los pneristas, los prmistas y los priístas post-cardenistas, si tuvieron. Una visión nacionalista y un proyecto nacional de país.

Tampoco los panistas recientes tienen el nacionalismo torcido de los primeros panistas. Ni siquiera con las ultraderechas fascistas, porque los nazis y los fascistas italianos al menos eran nacionalistas. Los panistas de 1939 se columpiaban entre un liberalismo gomezmoriniano que reclamaba libertades democráticas y políticas al mismo tiempo que coexistía con admiradores de La Falange española y la adulación del franquismo. Un nacionalismo torcido que se construía sólo por contraposición al régimen político y que se distanciaba en favor del conservadurismo español, adversario y contrastando con el régimen político mexicano. Este autoritarismo presente en La Nación, principal órgano del panismo nacional en los 40, ha sido disimulado a la hora que los panistas en el parlamento y en el poder, resaltan su tradición "democrática" cuando ellos nos ofrecían falangismo franquista.

Esta  ideología que subyace ahora en el oportunismo, los negocios, el influyentismo desde el poder congrega familias con los mismo nombres y apellidos, que se han incorporado a los privilegios de la última generación priísta que nada tiene que ver con los revolucionarios y los régimenes post-revolucionarios tras 1920. Los panistas, hoy no son diferentes a los priístas que se beneficiaron del poder, ambos son iguales, sólo se diferencian porque vienen de historias y familias diferentes.

Para la ideología panista no hay obstáculos y problemas a resolver, la historia pareciera siempre la misma, faltara sólo la voluntad para democratizar al país. Ellos que pudieron coronar el esfuerzo social con la transición democrática y la alternancia en el poder en 2006, carecieron de voluntad, cedieron a la tentación de preservarse en el gobierno aiga sido como aiga sido en 2006.
Lázaro Cárdenas y el proyecto post-revolucionario
No enfrentaron jamás la realidad de un caudillismo militar derivado de la revuelta armada y alentaron la insurrección campesina producto del azuzar de la Iglesia, siempre abrigando la esperanza de ser la otra parte del poder sin un Estado laico. No fueron ellos, sino los cardenistas quienes resolvieron el problema del transito de un régimen de caudillos a un régimen de instituciones, sentando las bases para la instauración del Estado nacional que ellos, los panistas HOY, han procurado desmantelar y debilitar.

Los panistas no fortalecieron a la sociedad civil mexicana. Durante sus décadas de partido electoral, jamás modificaron significativamente la composición electoral del país. Nunca, hasta finales de los 80, se pudo pensar que el PAN fuese una palanca de alternancia del poder. Fue hasta que se fracturó el propio partido hegemónico, que la correlación electorial en el país varió. No fue Clouthier o Luis H. Álvarez, sino Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, al lado de la izquierda que se venía incubando desde los años 60 con el Movimiento de Liberación Nacional.

Curiosamente, ellos que acusan a la izquierda de los "mismos" priístas, se aliaron con el PRI de Salinas para combatir a esos ex-priístas y obtener mediante las concertacesiones de los 90, moneda de cambio contra la izquierda, las gubernaturas de Baja California y la ampliación de su espacio electoral.
Porfirio Muñoz Ledo, el Nacionalismo Revolucionario
Aquí cabe la pregunta. ¿No es extraño que a a quellos que acusan de priístas ellos los combaten aliandose con el PRI formal, el PRI neoliberal? Entonces en el país dejó de haber un partido que sea hegemonico. Lo que hoy existe es un PRI neoliberal, un PAN neoliberal y una izquierda conformada por ex-priístas y el amplio abanico de una izquierda electoral que va del ex- PST hasta el ex-Partido Comunista Mexicano. EL PRD es el partido más plural de México, pues recoge en su seno a las más variadas fuerzas polítcas del país.

Si dejó de haber un PRI hegemónico, es tiempo que comencemos a ver las cosas como son. Existen, no priístas por todos lados, como quisiera que veamos el PAN, sino proyectos de nación distintos, un abanico de posiciones que se dispersan en la pluralidad del espectro político mexicano.

El PRI neoliberal de Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas De Gortari; el PAN neoliberal de Calderón y su sucesor; el PRD oportunista de Jesús Ortega y Jesús Zambrano que incapaces de tener proyecto propio, abrigan una alianza beneficiosa con el poder en contra del resto del PRD; el lopezobradorismo que busca un cambio socialdemócrata y pacífico en el país por la vía electoral; la "Otra campaña" y el EZLN cuyo proyecto no electoral, social localizado ha terminado por estancarse; la ultraizquierda articulada en guerrillas nacionales y locales con un bajo perfil por el momento; el PAN cuya falta de proyecto terminó a la baja y con una pérdida total de autoridad moral. Proyectos nacionales que hemos debatido en e Blog, sin contrapeso, por parte de aquellos que han marcado sus diferencias.

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