Recientemente en un sitio amigo, se sucedió una expulsión a un colega y amigo, desde un grupo en Facebook que se sustenta en el ateísmo. Los cargos "terribles" que se le imputaron fue que llamó ignorantes del marxismo a un grupo de ateos conservadores que se adelantaban a estigmatizarlo de dogmático, activista y "troll", por el solo hecho de responder sistemáticamente en los hilos de discusión. Posteriormente en el grupo se declaró la prohibición de los temas políticos, cuestión que se ejerció de manera intimidatoria al declararse que se borraría un hilo dónde se debatían cuestiones sobre el país, la izquierda y la derecha. Un tipo allí, de ese foro, declaraba con histeria, que dejaramos de tratar temas de porquería, que estaba harto, que ese, su foro, no era un foro de política.
El sábado 10 de diciembre acudimos a la reunión del grupo que se celebró en Querétaro, Querétaro, para convivr con ellos y muy especialmente con Ocelotl Vuh un miembro decano de Kratos y Ethos y con una de las administradoras del grupo que ha sido muy responsable en la relación con nosotros y que debemos decir de paso, estimamos. La cabeza del grupo, simplemente me respondió un mensaje "O el expulsado o yo" refiriendo los años de amistad que teníamos y en la reunión de Querétaro señaló que a lo largo de su vida había recibido muchas traiciones o algo así.
Al acudir a la reunión mostré que no mueve, ni me movía, ninguna intención de determinar la conformación, política interna del grupo o su administración. Expuse con toda claridad dos temas. El primero se refiere a mi posición en torno a la situación del país y la unidad necesaria de la izquierda. Lo segundo fue la exposición de la necesidad de generar una actitud de autocontrol en los grupos, para que no suceda lo que sucedió con mi invitado al cuál expulsaron no sólo por sus intervenciones, sino por intolerancia de parte de los administradores del sitio. Más allá de ello, lo que sucedió sucedió, quisimos que se entendiese sobre todo que las expulsiones se evitan con la capacidad de diálogo. Algunos de los miembros de ese grupo la tienen, tienen voluntad y desde mi perspectiva personal criterio, pero también hay que decirlo, algunos administradores, incluyendo a quién nos retiró su amistad y por lo visto no la regresó en la reunión, no.
No acudí junto con una compañera de trabajo, mi compañera con una enorme capacidad de diálogo, para imponer nuestro punto de vista, sino para convivir. Nosotros no propiciamos que se abordara el tema, simplemente se nos llamó y se trató de ponerme en el centro de una reunión sin pedirlo. No pedirmos reingresar al grupo, reiteramos nuestra amistad a quienes la aceptaron, defendimos nuestro punto de vista, nosotros no fuimos expulsados por el grupo, abandoné por voluntad propia ante prohibiciones que me expresó uno de los administradores y con los que no estoy de acuerdo, pero reitero y reiteré la amistad que guardo con quiénes la aceptan.
La crisis de decisión que invadió al grupo de Ateos se produce porque en el ejercicio de diálogo hay cierta incapacidad para reconocer, respetar los argumentos. No son todos, algunos de los miembros no lo hacen y ello propicia choques e intolerancias que son tristes en grupos como estos que son de gente que se declara por la libertad de pensamiento.
En la reunión al menos de nuestra parte se mostró claridad de posición, honestidad. No hubo lo mismo en la heterogeneidad de personas que asistieron a la misma. Algunas sin duda hablaron de frente, fueron sinceras, honestas, otras tenían en realidad otra actitud diferente a la que mostraron. Dejamos la reunión del grupo, para permitir que ellos discutieran los temas que los traía a la reunión, para dar esa libertad. Nos quedó muy clara la posición de una de las fundadoras del grupo, ese grupo "es un grupo de convivencia y de amigos", no es un foro, no es un grupo de discusión e intercambio de ideas, son personas que sólo tienen amistad entre sí. Esto lo dijo con toda claridad su fundadora, miembro del grupo Federación Internacional de Ateos FIDA.
Es difícil entender la frase de las traiciones, a la que se refería esta última dirigente atea, nosotros no nos dimos por aludidos, porque nosotros no traicionamos a nadie. Lo entendimos en el contexto de las trubulentas relaciones que han tenido los ateos organizados entre sí. Ella misma ha referido en sus pláticas rupturas con otros grupos de Ateos mexicanos y las disputas, los pleítos internos, la dinámica de ofensas y golpes bajos que han existido en la corta historia de estos grupos. Leído en este nuevo contexto, se ve desde otro tópico y otro ángulo que la incapacidad de diálogo no sólo se produce en la ruptura con el expulsado, sino que ha prevalecido en la corta historia de los grupos de ateos entre sí. Rivalidades, protagonismos, patrimonialismo, etc. Una falta de ingeniería necesaria para reconstruir relaciones, reconocer errores, enmendar vínculos, reconstruir puentes, construir diálogos necesarios con indulgencia y humildad. Una falta de capacidad de lectura de signos de amistad´.
Esto sería algo común en grupos religiosos, en Iglesias que disputan intereses. Pero ¿en Ateos? Lo cuál nos dice que el ateísmo no es sino un camino más en la construcción de una ética humanista necesaria para todos. En una parte de La fenomenología del espíritu de GWF Hegel se exponía que la contraposición no es la resolución de las contradicciónes, que para resolver las contradicciones se les debe hacer imposible, no sólo negar, sino superar las contradicciones mediante un conocimiento que muestre su superioridad comprensiva y explicativa. No estamos aún en el camino de una ética superior, humana, al margen de dios o dioses. Los grupos ateos deben aún superar muchos obstáculos y atavismos internos, encontrar personas que logren tener liderazgos claros y profundos.
La prueba de que aún falta mucho es que no se ha podido construir un grupo ateo realmente representativo, aceptado, legítimo, aún entre todos los grupos. Si quienes rechazan los dogmas y las verdades inmóviles, metafísicas no pueden ni siquiera construir un diálogo entre ellos más allá de grupos de amigos, entonces se plantea uno ¿para que formar grupos de ateos sin reproducir el espíritu de secta o de Iglesia? Si soy ateo, y me acerco a un grupo, no es sólo para hecer amigos, que hacer amigos es también una finalidad, sino para encontrar una defensa de la dignidad y reconocimiento social que necesitamos quienes pensamos que el universo no es movido por entidad alguna.
Pero ese reconocimiento no se puede obtener socialmente por contraposición, haciendo lo mismo que nos hacen nuestros adversarios. Estigmatizando, declarando estúpidos a los otros porque no piensan como uno, declarar que todos los demás son dogmas, porque no comulgan con las creencias propias. Es fácil adjetivar, ser intolerantes con lo que no nos gusta. Marcar temas y recortar los demás temas por oonsiderarlos peligrosos. El humanismo requiere de postulados claros y reflexiones profundas, eso nos mueve a fundar un ateísmo de nuevo tipo.
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