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domingo, 28 de abril de 2019

Procesos de enseñanza aprendizaje, posición política y ética

Procesos de enseñanza aprendizaje, posición política y ética

Cuando uno es estudiante no alcanza a ver el alcance de las evaluaciones, sobre todo cuando las mismas tienen parámetros no ambiguos y se sujetan a los objetivos de aprendizaje y a las actividades de enseñanza. Cuando se es estudiante y no hay aplicación en el trabajo se atribuye a la mala fé del maestro, a su presunta maldad o diferencias de punto de vista, los resultados del proceso.

Recientemente dos estudiantes de Historia han acudido a calificarme en el sitio "Mis profesores" y han realizado comentarios que buscan evaluar basadas en sus emociones. es fácil identificarlas, porque ellas mismas han expresado sus opiniones en otros grupos.

Una de ellas se cambió a tomar en otra licenciatura a las primeras clases del curso y la otra tuvo muchas dificultades en buena medida porque tiene muchas ausencias a clase. Ambas tienen un elemento común, apoyaron a los grupos intransigentes en la reciente huelga de la ENAH y se contrapusieron a la mayoría de los estudiantes de la licenciatura, a los que por cierto yo apoyé.

Confusión entre la enseñanza aprendizaje y la ideología política

En carreras humanísticas y sociales como la historia, la antropología, la ciencia política. Es común que emerjan diferencias en términos de posición. Es parte del quid de estas carreras. Al menos por mi parte, eso nunca ha mediado la calificación. Tengo parámetros precisos ligados a los objetivos de la enseñanza y la evaluación está determinada por una evaluación múltiple basada en asistencia, actividades en clase, extraclase y evaluaciones por examen objetivo de conocimientos. La evaluación de los trabajos cualitativos se atienen a rúbricas previamente elaboradas. Siendo amigos o personas con diferencias de ideas, la evaluación no se modifica como a muchos de mis alumnos les consta.

Así que la evaluación no está basada en que compartas mis ideas, sino en la medición de que tanto entiendes y consigues los contenidos de la materia. En una escuela tan distendida como la ENAH, donde los sistemas de evaluación son ambiguos y laxos, donde no se imparten las horas que están diseñadas, es muy razonable que quién trabaja cree la fama de que es exigente, "duro" o incluso quién se atreva a decir "autoritario".

Sin embargo, la mayoría empata y al final muchos reconocen que han aprendido lo necesario e incluso un poco más. Cuando creas polémica es que la actividad no pasa desapercibida.

Recientemente han llegado algunas generaciones que se las dan de "revolucionarias" y digo se las dan, porque su propio pensamiento no refleja claridad antisistémica o crítica. No son todos, y mucho menos la mayoría, pero a diferencia de los años 70 y 80 donde yo pude ver el movimiento político, algunos de estos jóvenes se crean fantasías en torno a ellos mismos y el futuro. Tienen en común que no se sostienen a sí mismos, no trabajan para sostenerse sus estudios, los sostienen sus padres; pero ellos se consideran revolucionarios. A la hora de las discusiones antisistémicas o críticas carecen de un sistema estructurado de pensamiento y un pensamiento crítico. Sus respuestas a problemas complejos son ambiguos, superficiales y muy de sentido común.  En cuanto somentes la fuerza del análisis crítico a los planteamientos, no resisten ni dos o tres razonamientos. No obstante gozan de todo el tiempo para estudiar, no leen, no analizan, simplemente se adhieren y se acogen a ideas que les proporcionan otros, igual de obtusos que ellos. Me precio de haber tenido alumnos inteligentes, así que no es un calificativo a todos los jóvenes, sin embargo estos jóvenes que tienen la gran oportunidad de abordar problemas serios, se revuelven en su protagonismo y ego, que es inversamente proporcional a su talento y a su dedicación.

Adicciones y una vida fantasiosa

Como parte de la generación de la contracultura, a mi no me asusta no el consumo de drogas y alcohol. SIn embargo en la ENAH el asunto ya se salió del control. Todos los días parecen una verbena de consumo de marihuana, alcohol y otros psicotrópicos. No es esporádicamente, es ya un asunto crónico, cotidiano. Existe un doble lenguaje y una doble moral por parte de algunos que se levantan en las asambleas y cotidianamente se les observa en "El Pino" y el "McENAH", dos sitios que son sinónimo de consumo de alcohol y drogas en la escuela. Decenas de jóvenes se reúnen, a veces pueden ser casi una centena. El humo de marihuana se puede oler a una distancia considerable y las botellas de cerveza circulan de mano en mano. En la Asamblea nos dicen que lo reprueban y a los "activistas" se les ve cotidianamente compartiendo con los estudiantes "no activistas". Muchos ni siquiera llegan ya a clases, van directamente al ambiente dionisiaco. 

Toda crítica puede ser tachada de represiva, de una conspiración del poder en contra de los jóvenes, mientras que el narcomenudeo hace su agosto. En el proceso de negociación, mientras se celebraba el reconocimiento de uno de los viejos egresados de la ENAH a uno de los premios nacionales, el humo de la marihuana llegaba al auditorio. La currícula oculta de la escuela es la enseñanza de adicciones y nadie de estos revolucionarios es capaz de alertar o alzar la voz en contra de una práctica que evidentemente se debe rechazar en una escuela. Hay que quedar bien con la "raza" como ellos  mismos dicen. Quien se contrapone es tachado de autoritario.

Violencia en contra de las mujeres

En todos los años que he tenido en esta institución, 34 para ser preciso, nunca como en la última década me he enterado de agresiones contra compañeras estudiantes como hoy. No es que sea cotidiano, son casos que se pueden contar con los dedos, pero hay una profunda incapacidad por reconocer que muchos de los casos están asociados a estas convivencias de jóvenes dentro o fuera de la escuela. Ello ha generado un tipo de organización de mujeres agresivo que acusa a una gran cantidad de alumnos, maestros y trabajadores de todo tipo de acoso sexual. Los casos que se han presentado están asociados a cuestiones más específicas. Relaciones violentas, donde la violencia parece ser un grave problema entre las parejas hoy. Se golpean, se acosan, se agreden. Una fiesta de compañeros, mucho alcohol, drogas y al final acusaciones de acoso sexual e incluso agresiones. Parejas desavenidas, falta de aceptación de rupturas y acusaciones de nuevo. Relaciones maestro alumna en la que la relación sexual aparece con adultos y jóvenes que cuando se descubre la realidad de ser hombres casados o de la imposibilidad de realizar relaciones, sobrevienen acusaciones, algunas veces atinadas, otras por venganza. Un ambiente que no existía en los años 80 cuando yo llegué a la escuela, no sé si habría casos, por lo menos no eran visibles.

No cabe duda que son otra generación. Las formas de relación se han transformado en las últimas décadas. Aparece abierta, visible la diversidad sexual y descubrimos en esta generalización que existen grupos que son capaces de discriminarse entre sí. Un verdadero laboratorio para la antropología.

El mayor peso de estos grupos ideológicos de mujeres es que se han convertido en esencialistas. Las mujeres son buenas, todos los agresores son hombres. Y entonces se traduce esta agresión contra las mujeres, realmente preocupante, en respuestas de acusaciones sin denuncia, en las que bajo el supuesto de que la judicialización no es garantía, se tiene la "libertad" de acusar a quién sea, sin comprobar, verificar que lo que se dice tenga sustento. No se diferencia a los culpables de los que no lo son. Esta tendencia se traduce en uno de los recientes escraches: "Fulano es culpable por ser un violador en potencia". Una falacia a futuro, una especulación que sólo hace daño moral. Se culpa a alguien por lo que no ha hecho.

Reacciones

El término feminazi se multiplica contra estas feministas. Un término que no comparto y que me preocupa. Pero que se multiplica en el ambiente masculino. No me gustaría ver un choque de trenes y sobre todo creo que el feminismo no está implicado, sino sólo grupos de mujeres que buscan combatir la violencia con gasolina.

Detrás de toda esta tendencia. Adicciones y agresiones, se encuentran por desgracia maestros. Atizan el fuego, un profesor que ha consumido marihuana por más de 40 años, aconseja, encabeza a grupos de alumnos en sus demandas. Hoy ser feminista es escribir con x en las o, y sin embargo las mujeres maestras que presumen con estas formas son excluyentes, violentas, tóxicas en el ambiente laboral.

Muchos temas se quieren enfrentar en el próximo Congreso de "Reconstitución" de la ENAH, ya comentaremos. Esperemos que se atrevan a hablar de estos temas y no a verlos como si ellos no participaran en la problemática.