Nos visitan del mundo

domingo, 26 de diciembre de 2010

Fondo de rescate para empresarios.

Sencillamente corrobora lo que una de las cabezas ha sostenido aquí.

Los gobiernos del PAN utilizan los recursos del erario, de las paraestatales, en una especie de fondo para rescatar a empresarios de sus problemas. Ordeñan cotidianamente no sólo PEMEX, Comisión Federal de Electricidad, incluso el ISSSTE y el Seguro Social. Se trata, no del fomento industrial y económico, sino del nuevo oligornegocio con el que el gobierno favorece a empresarios parásitos. Y todo a costa de los bolsillos de los contribuyentes.

Lo escuché recientemente en uno de los programas de Profirio Muñoz Ledo, dónde algunos de los especialistas invitados, señalaron con claridad que la política del gobierno es obligar a las empresas al subejercicio, para hacer cochinitos en favor de sus empresarios amigos.

En México el neoliberalismo es bastante raro. En Estados Unidos por lo menos la promesa es que el gobierno de los Republicanos bajará los impuestos. En México los contribuyentes comunes pagan el 30 % de ISR y el 16 % de IVA en sus consumos. Son los impuestos más altos en toda la región y sin embargo el gobierno reduce los gastos en salud, en educación, en prestaciones sociales y en gasto contra la pobreza, a pesar de que la pobreza es uno de los peores males del país.


No obstante el garantizar bajos salarios, nulas protecciones al trabajo, el crecimiento económico del país es el peor de América Latina. Los empresarios mexicanos no sólo no saben acumular capital, despilfarran el presupuesto público con el que "generosamente" el gobierno mexicano los protege.

El gobierno ataca a sus propias instituciones, piensa ahorrar en el Seguro Social y de hecho lo hace, concesionando las guarderías a empresarios sin escrúpulos que prefabrican guarderías sin condiciones con el subsisdio gubernamental. No hace tanto tiempo en Hermosillo, Sonora, esto provocó un incendio en el que murieron y sufireron graves quemaduras decenas de niños. Persisten en la creencia de que los trabajadores deben pagar toda la salud y aumentar la edad para pensionarlos. Más del 10 % del salario de los trabajadores se va a gastos médicos y pensiones.

Y los impuestos no disminuyen, al contrario. Los salarios suben unos pesos al día, mientras que el gobierno le otorga a todo el gabinete jugosos aguinaldos y bonos de cientos de miles de pesos. ¿En que país un funcionario gana 170 veces más que cualquier empleado?

Mientras el rey Juan Carlos de Borbón les habla a los españoles reconociendo los sacrificios que hacen por la crisis más dura de la historia del mundo industrial en los últimos 90 años, el Presidente mexicano asegura que en México estamos ya en la recuperación plena de la economía nacional. Van ganando la guerra al narcotráfico y México es el non plus ultra de la equidad y el respeto a los derechos humanos.

Los mexicanos, con toda razón no quieren saber nada, los gobernantes desde luego, están felices por ello.

En los hogares mexicanos la tristeza esta navidad fue uno de los ingredientes en la lucha por la felicidad. Los mexicanos son un pueblo alegre, aunque empresarios y gobierno coaligados buscan crean condiciones de infelicidad. Ellos son el Señor Sroooge este 2010.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Entre lúmpenes te veas

El barrio popular, la gente de escasos recursos, su comuniatriedad y su necesidad de sobrevivencia. Si se ha hablado de los yuppies, es justo hablar de la gente pobre con la que he convivido en la Ciudad de México. Un servidor no proviene de las clases bajas, sino de las clases medias de la ciudad.

Desde niño descubrí a otros niños que pertenecían a las clases bajas, con uniformes luídos de tercera generación, descoloridos por el uso y el lavado, no limpios porque quizás en su casa no había agua corriente y muy probablemente trabajaban porque asistían al turno vespertino. Existen dos tipos de gente de clases bajas, los hijos de obreros y campesinos y los que de alguna forma se ganaban ya desde entonces la vida en el desempleo de la ciudad. La gente de barrio, el muchacho de las esquinas que se reune en grupo.

A pesar de mi aspecto, no soy persona que se vea de clase baja, en mi adolescencia logré empatar con chavos de mi edad que pertenecía a las clases bajas. El trabajo popular, en el barrio de la Candelaria y luego en Santo Domingo hizo que me pudiera incorporar con chicos trabajadores en labores de organización y tejido de redes sociales.

La religiosidad en las clases bajas esta presente, frente a una vida muy dura, cualquiera se dobla a suplicar a Dios por su suerte y solventar sus carencias. Los salarios son bajos, la vida frugal y la escacés son la regla. A los niños de escasos recursos se les pretendía educar con mucha violencia. Los castigos que tenían ellos, hacían palidecer cualquier severa reprimenda de mis padres. Y sin embargo el muchacho pobre de la Ciudad es muy creativo. Recuerdo a uno de ellos inventando como sacar recursos para comprar una pelota y tener para refrescos. Fuímos a unos edificios cercanos y les pedimos a los habitantes nos regalaran periodico. En una mañana juntamos varios alteros que luego el llevó a un estanquillo cercano y se los vendió al dueño de origen español. Con eso compramos una pelota de plástico y nos disparó a cada uno refrescos con los que saciamos nuestra sed al final del juego de futbol. Este muchacho al que le decían el Pichos, se hizo mi amigo. Un Huckleberry Finn en la Ciudad de México, con fuertes problemas familiaes pero con una creatividad propia de quién sobrevive en el barrio. Yo creí que eras de esos niños sangrones que sobreprotege su Mamá, me dijo, rectificando la idea que mi aspecto de niño daba la impresión, pero eso era una rectificación porque me brindaba su amistad y me daba la bienvenida a la pandilla, yo tendré un aspecto no muy popular, pero en mi vida he sido entrón, no que no me de miedo, simplemente he aprendido a no echárme para atrás.
Y es que no siempre mis vivencias en este medio fueron tranquilas, entre ellos había quién me rechazaba y a quién no le caía bien, las trompadas y las patadas, el pleíto ha sido siempre en el barrio la forma de dirimir diferencias. Lo aprendí desde muy niño y lo reafirmé en la adolescencia. Fue quizás en este momento que aprendí este sentimiento que enuncia John Reed en la Guerra en Paterson. A pesar de que mi familia no carecía de alimentos, recursos y que no tenía problemas para mi educación, los niños que estaban a mi alrededor carecían de todos. Yo jamás me he sentido satisfecho por yo tener ls indispensable, cuando veo que los demás no lo tienen, ver la pobreza es algo a lo que jamás me ha hecho indiferente. Esta metafísica marcó toda mi vida y sigue definiéndome.
También logré definir muy a tiempo la frontera entre la honradez y el trabajo del camino fácil del robo y la delincuencia. Entre la gente de escasos recursos existe esta frontera. Recolectar periódico y venderlo es una actividad honrada, sustraer cosas que no nos pertenecen, no. Es la diferencia entre quién se convierte en trabajador y quién no trabaja.
Pero tampoco es un asunto claramente moral. Una gente que sustrae porque busca sobrevivir, no es el mismo que una persona que roba como modus vivendi. Hay trabajadores y hay lúmpenes que se convierten en ladrones. Aún en el medio académico, los lúmepenes que escalan no dejan de tener un discurso torcido no claro. No es lo mismo tener un sentido claramente comunitario, de tener un  sentido robar como modus vivendi. Y no es claramente moral porque entender a quién sustrae pasa por la pregunta ¿usted alguna vez a dejado de comer por muchos días?
La gente que no tuvo oportunidad más que de alfabetizarse, hacer cuentas, es gente que ha sido colocada de manera muy sencilla entre los oficios y las profesiones de las clases pobres de nuestro país. Sentarse con ellos, convivir, entender sus pensamientos, solidarizarse, es reconocer que los seres humanos tenemos muchas vías para hacer nuestras vidas. La experiencia de los trabajadores ha sido de las mayores riquezas que he gozado en mi vida.

lunes, 6 de diciembre de 2010

¿Por qué no debió involucrarse al ejército mexicano en la lucha antidrogas?

Las recientes filtraciones de Wikileads sobre las divisiones entre el ejército y la marina agregan un elemento más a la inconveniencia de usar las fuerzas armadas en operaciones policíacas y de combate al crimen organizado. No es que no se deba combatir a los capos de la droga, la estrategia del presidente parece ser una estrategia fallida porque no contempló con eficacia debilitar la capacidad financiera del narcotráfico, a la vez de extirpar su capacidad operativa.
El costo de hacerlo comprometería la situación de corrupción en medios oficiales, en la clase política y en la clase empresarial. Un costo altísimo que un gobierno como el de Calderón no ha pensado realizar. Para Calderón era más sencillo invocar la solución militar, ante la evidente falta de legitimidad al iniciar su gobierno. Era una distracción frente al problema político y favorecido ante el avance de las mafias, toleradas por el gobierno de Fox y cuyo crecimiento comenzaba a dar muestras evidentes de descomposición. Sin embargo, esta distracción traería un costo que no era evidente. Las fuerzas armadas son instituciones contundentes que no están hechas para labores policiacas y que infringen tal contundencia que la población civil sufre las consecuencias de un campo de guerra. El peligro no es tan sólo la violación de los derechos humanos, también lo es la posibilidad de penetración del crimen en el ejército mismo.. Las fuerzas armadas son un último recurso, no el primero.
Calderón trajo la desgracia a su partido que con toda probabilidad perderá las elecciones presidenciales de 2012. La población mexicana esta asqueada del PAN, prefiere el regreso del partido oficial como lo muestran las tendencias electorales desde 2008. Las decisiones de Calderón han traído no sólo una burocracia costosa con sueldos 75 veces más altos que los empleados de base, sino un cobro in equitativo e injusto de impuestos que recae en contribuyentes cautivos que pagan las deudas de una clase poderosa que no se hace responsable de sus quiebras. Además de expulsar a más de 15 millones de personas en los últimos 30 años, han muerto más de 30 mil personas por la táctica del gobierno de Calderón militarizada contra el narcotráfico.
Todos estos vectores confluyen en el desprestigio del gobierno panista. Aún la última joya de la corona, que presume el gobierno calderonista sobre la libertad de prensa y expresión comienza a ceder al atacar con el monopolio televisivo a su favor, a la revista independiente Proceso, contra la que ha utilizado de forma política a los testigos protegidos de su gobierno contra los narcos.
Calderón crea un enorme aparato policiaco militar y se ha gastado todo el dinero que ha podido, el cuál como revelan algunos medios ya no le alcanzan. Toda esta situación hacen  que el gobierno estadounidense considere al gobierno panista y al país como un peligro para los Estados Unidos.
Las elecciones de 2008 a 2010 han mostrado el enorme costo político que Calderón le ha provocado a su partido.