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domingo, 21 de octubre de 2012

A otro perro con ese hueso.


Un mundo de católicos en México.

¿Doctrina o Institución?

El catolicismo es la religión que profesa más del 80% de la población del país según el último censo general de población en 2010. Cuando yo era niño, más de 95% de la población lo era. Esto quiere decir que al cabo de 40 años, la religión católica en el país perdió el 15% de la población nacional, a razón de 0.375% anual.

Mi abuelo se separó del catolicismo y se convirtió al libre pensamiento.1 Un proceso normal en una Yucatán pre revolucionaria, dónde la Iglesia católica había sido tradicionalmente muy corrupta y aliada de las clases dominantes. La fuente del ateísmo de esa generación fue un socialismo precario que se convirtió en un liberalismo militante con el paso de los años. En México, el socialismo posrevolucionario no puede ser tomado de forma seria, son retazos de anarquismo combinados con cooperativismo y estructuras clientelares que fueron coptadas facilmente por el Estado. La oposición entre Carrillo Puerto y mi abuelo, no fue la oposición entre el socialismo y el liberalismo, sino la oposición entre un cooperativismo clientelar y populista e ideas liberales en un entorno que las hacía ilusorias. Ni Carrillo Puerto fue en realidad un socialista, sino una especie de líder de masas coptado por el Estado, ni la discusión de mi abuelo fue en realidad una apología al liberalismo contra el socialismo. MI abuela, una maestra normalista hija de medianos hacendados, lo siguió en ideas y se alejó también de la Iglesia católica.


Familia en Japón en 1936
Sin embargo, la generación nacida en los 20, la generación de mis padres fue influenciada por una posición evangelista y militante del catolicismo romano, que no sólo reconquistó a los hijos, sino que al final de su vida, logró el retorno de mi abuelo quién a su muerte se confesó y el retorno de mi abuela que regreso a misa en la tercera edad. Esto no fue fortuito o un acto espontáneo del corazón de los mismos, la generación de mis padres asumió la labor evangelizadora que el Vaticano II les empujaba a través de los misioneros del Espíritu Santo y que a su vez regresó a la carga con mis abuelos, cuyos hijos terminaron con exito su pretensión de hacerlos retornar a la Iglesia que los vio bautizados. Yo de niño, recuerdo a una abuela en el templo del Espíritu Santo en la Iglesia de la Unidad Modelo, al final de los años 60 del siglo pasado.

La distancia tomada por mi abuelo y que puede verse tanto en sus intervenciones en el Diario de los debates en 1916, del Congreso Constituyente, como en su obra posterior es una distancia contra una Iglesia que se ponía del lado de las clases altas, se oponía a la libertad individual y a la libertad de consciencia en un mundo dónde se pensaba que la emancipación era sobre todo el delinear leyes y normas que evitaran la supresión de las garantías individuales y sociales en nuestro país. El uso de la confesión como un instrumento de las clases altas para detectar la disidencia de los pobres y los libres pensadores.

La oposición era sobre todo a la Institución, en el pensamiento juvenil de mi abuelo, no se detecta discusión contra la doctrina cristiana o ni un trabajo filosófico contra ella. Esto y la acción privada militante de mis tíos, explica el retorno de mis abuelos a la religión cristiana en 1964, cuando en el lecho de muerte, mi abuelo se reconcilia con la religión de su bautismo y más tarde en 1967, cuando mi abuela se presenta de nuevo a la Parroquia del Espíritu Santo a continuar su relación con la Iglesia, ante la insistencia de sus propios hijos. Una de ellas conversa a tal grado que se convirtió en una madre de la Cruz, también de la orden creada por Concepción Armida.

Mi padre fue bautizado y al mismo tiempo se casó por la Iglesia católica con mi madre en 1950, con lo que mi familia me educó en estos preceptos católicos y en contacto con los Misioneros del Espíritu Santo y el constructor de la Parroquia del Espiritú Santo, José María Iñigo. La aparente, falsa contradicción entre la Institución y la doctrina se resolvió en favor de la buena fé y la concepción abierta y cómoda del Vaticano II. Así no me fue desconocido el pensamiento abierto del catolicismo y desde luego la Teología de la liberación que ecuché entre los Agustinos Recoletos cuando cambiandome de casa, mi parroquia cambió y con ello la orden de la Iglesia que me influenciaba.

Tolerancia, apertura y contradicción de doctrina.

Cuando llegué a la adolescencia el país vivía momentos similares, aunque no idénticos a los que vivimos hoy. Un régimen autoritario controlado por un Partido Hegemónico y una división social familiar entre parientes simpatizantes del régimen "revolucionario" que era el que otorgaba puestos, empleos y salarios; y un sector de parientes que se sentía desde el catolicismo mucho más radical que los primeros y que votaba por un partido que no contaba, el Partido Acción Nacional. Mis tíos maternos simpatizaban con el PAN, militantes del partido en el que se daba por sentado un catolicismo que jamás explicaron correctamente y del que por dar por sentado, jamás percibieron que quiénes eramos mucho más sensibles detectabamos como una abierta contradicción a la renovación católica que nos planteaba el Vaticano II. Pero esto, pasaba inadvertido en esa generación que se contentaba con pelearse y afirmar los unos y los otros, argumentos que realmente no lo eran. "Yo estoy con el ganador", "No muerdo la mano de quién me procura el alimento", "Los revolucionarios están contra el catolicismo", "El gobierno es corrupto".

Lo curioso es que las intolerancia de ambos y la falta de argumentos de ambos, no resolvía las interrogantes vitales que les planteó la generación del 68 y mucho menos la radicalización de quiénes vivimos la década de los 70. El problema es que todo lo dieron por sentado, Dios, la infabilidad de la Iglesia, la bondad per sé de la doctrina romana y el conjunto de mentiras que dicha doctrina construía a la hora de explicar los problemas reales del mundo que estaba frente a los ojos. Sentencias a favor del mundo de los pobres, pero una actitud nada comunitaria, apologética e individualista a la hora de que los pobres se les presentaban enfrente. La pobreza no era el problema de un mundo estructural, una estructura que se salía de la voluntad de los hombres, sino una especie naturaleza de la maldad de un mundo que era así y que no podíamos cambiar. Lo más vomitivo de esa mediocridad campeante, egoísta, estúpida y sin argumentos; era que se instalaba en una comodidad personal egoísta, que sustituía la necesidad urgente de una acción social y política por una filantropía interesada y doctrinaria, dónde los pobres eran pobrecitos y había que aliviar sus carencias con misiones, oración y "filantropía". Lo peor es que se usaba esa visión para penetrar los grupos marginales dónde ni siquiera había que hacer tanta labor, para que los grupos de marginados creyera en esas ideas católicas, que se creía, superarían su nivel de marginalidad con "obras sociales", comunitarias, omitiendo la estructura social y su funcionamiento. Una especie de superchería doctrnal que han venido por más de un siglo repitiendo este grupo de personas que son las mejores aliadas del poder con argumentos doctrinales.


Muchos pertenecimos a los scouts
Esta es la fuente reactiva de los católicos intelectuales contra todo aquello o aquellas ideas que no brinden su solución de filantropía, obra social e ideas religiosas. Ellos no se ven a sí mismos, los sentimos, sobre todo, aquellos que estamos afuera de estos planteamientos. A pesar de su aparente tolerancia, son intolerantes y son incapaces de reconocer las acciones de otros como legítimas. Rojos, masones, protestantes, musulmanes, todos son "respetables" hasta el punto de sus propios errores que son señalados siempre en privado en secuencias de juicios de descalificación. Mi generación, los de mi clase hicimos excursionismo con los Boy Scouts, dirigentes de la guerrilla, incluso, fueron en algunos casos, para la clase media, miembros de este tipo de grupos excursionistas. La distancia entre generaciones se puede entender en uno de los libros del fundador de dicho movimiento, Sir Baden Powell, quién escribió el manual de Roversimo hacia el exito. Si Escultismo para muchachos o el Manual Scout de los 70 era aún una serie de sentencias neutras para cualquier religión como la enseñanza de principios como Fé, abnegación y pureza. La búsqueda de esa pureza se situaba en la ciudadanía, es decir en la vida de la persona personal y su relación cívica con la sociedad. Sin embargo, lo que Baden Powell presenta como "escollos" de la juventud, es una colección de intolerancias que pretende separarnos de lo que su moral personal (¿Cuál sería para un hombre del siglo XIX que combatió a los Bours?) presentaba contra los masones, los socialistas y el mundo que él presentaba como peligros para los jóvenes.

Me parece que el mejor punto de choque entre estas ideas scouts aún neutras en materia de libertad de pensamiento y el catolicismo fundamentalista fue la escisión entre lo que hoy se denomina Juventudes Crisitianas y los propios Scouts, porque los católicos del primer grupo consideraban insuficiente el planteamiento de Baden Powell en materia de enseñanza de lo que sería labor del "proyecto social de la Iglesia" y el reforzamiento doctrinario del catolicismo mexicano en los jóvenes. Aún en la intolerancia de los Scouts contra masones y socialistas, por lo menos se postulaban principios de convivencia entre las religiones, mientras que las juventudes cristianas son el más puro ejemplo de la intolerancia católica que impide dar oidos a otra cosa que no sean sus propios planteamientos.

Y esta mala constumbre, intolerante, antisocial, poco comunitaria se la he escuchado a cada católico con el que converso y que practica la descalificación continua de la otredad siempre con argumentos de descalificación personal, moralistas y señalando las perversiones de los otros. Siempre desde un aire de autosuficiencia y la coartada funcional de que así son las cosas.

Así como el conflicto con Enrique VIII no es el conflicto entre dos poderes, sino la insaciable sed de lujuría del gobernante para tener más esposas; esta historia se repite con Lutero y todos aquellos que se separaron de la Iglesia. Siempre que se trata de descalificar a otra religión, con razón o no, se señalan las debilidades "humanas" de sus dirigentes o sus "errores" en en ideas. Nuestro catolicismo es una operación constante de exclusión, dónde los peores son las clases más pudientes, las que envían a sus hijos a colegios católicos. Menosprecian socialmente, porque fuera de Dios y la Iglesia son ellos los beneficiarios de una estructura injusta que la Iglesia ayuda a perpetuar y de la cuál se beneficia.

Institución-Doctrina una bisagra útil para evadir responsabilidades.

¿Es la actitud sectaria e intolerante una cuestión de institución o doctrina? La separación del mundo humano, del mundo divino es la mejor operación coartada, pues cuando vemos las consecuencias de la doctrina en los actos humanos le hechamos la culpa a los actos humanos y cuando se trata de reivindicar el espíritu de secta, le echamos las flores a la "verdad" de la doctrina.


Hoy fui a observar el entorno de personas a las que quiero. En mi vida, quizás han habido 4 compañeras sentimentales importantes, 2 católicas, una atea y una protestante. Las religiones son una realidad en nuestro mundo, la libertad de creer y agregaría de no creer se impone porque es un hecho la diversidad religiosa que empezamos a vivir en el país. Que ha cambiado la propoción de las creencia y hoy 80 de cada 100 mexicanos sean católicos, 15 protestantes o de otras religiones y 5 ateos, nos habla de que en el futuro o vamos transitando a una cultura de la tolerancia o nos aguardan enfrentamientos religiosos estériles.


Hace tiempo que no entraba a un templo, la última vez fue cuando depositaron la cenizas de mi madre fallecida. Fue una experiencia interesante porque esta ligada a alguien a quién quiero. Un letrero decía que quiénes habían abandonado el catolicismo, era porque jamás habían pasado por un curso de catequésis. Un letrero al lado de los todavía existentes folletos EVC Por un Verdadero Catolicismo que yo creía había la Iglesia ya superado.2 Es un letrero curioso por muchas cosas:

 En primer lugar no pierden la costumbre de hablar por nosotros, de imponernos ideas. A diferencia de la ciencia antropológica que da voz al informante, una de las claves de la acción de esta Iglesia es imponer lo que ellos dicen que pensamos y luego descalificarnos. Interesante porque la persona a la que quiero, es una de ellas y tomó dicho curso al nivel de estar calificada para mucho más de dar catequesis.

¿Es verdad que es esta institución la que nos ataca o su doctrina tiene elementos que impiden ver la diversidad como un elemento que hay que comer, digerir y defecar? 

Iglesia católica en San Marcos, Xochimilco
¿Es verdad que yo abandoné la religión romana porque no hice un curso de catequesis? No, conocía la doctrina de manera cuadrada y abierta. De repetición denotativa de cuáles eran los sacramentos de la ley de Dios hasta la frase de la Biblia es la palabra de Dios. Hice sus "retiros" espirituales y sus ejercicios para juventudes, a la edad de 9 años ya hacía fruncir el ceño de un sacerdote belga cuando le preguntaba sobre el paso de Abraham sobre Sodoma y Gomorra antes de intentar ejecutar a su propio hijo. ¿En realidad me faltan clases de teología, o de conocimiento histórico, para que yo no haya abandonado la religión Romana? O quizás es que jamás me escucharon encontrar precisamente incongruencias entre la doctrina, la institución y la realidad. Ni mis padres, ni los sacerdotes de la Iglesia, ni los teólogos diocesanos que me entrevistaron para dar clases en la Universidad Panamericana, jamás lograron resolver dichos hallazgos, hasta la fecha, la prudencia de los católicos al acercarse, jamás abren una discusión para entender y dialogar, siempre es en el te tolero, pero me importa un bledo lo que pienses. El punto más débil de la Iglesia romana conmigo es que su doctrina enseña a las personas a ser intolerantes, conservadoras y apologeticas del status quo, justificadoras de la injusticia, incoherentes con el funcionamiento de la Iglesia, represoras de las necesidades humanas y con muy poca capacidad para entender el ateísmo. Así que siempre son bien correspondidos cuando se trata de mostrar la faceta tolerante cuando en el fondo no soportan las ideas de los otros, y mucho menos son capaces de comprender y reconocer que otros pueden pensar de manera distinta.

Una incapacidad notable de convivencia y cerrazón, acompañada de rituales que ellos creen supremos y por encima de los humanos. Lo viví con mis padres y con mis parejas en el pasado. En realidad no es importante que la gente crea, que se postre, lo importante es el amor que les tienes y la consideración, la capacidad empática con sus sentimientos.

Los protestantes me alegaban contra la iconoclastía de los católicos como algo absurdo, los católicos atacaban a los protestantes por sus lecturas no metafóricas y literales de la Biblia. ¿Sentía en realidad esas contraposiciones? Para mi no eran ideas adversas que me tocara resolver, sino dos maneras de pensar igualmente válidas de manera personal, para quiénes proyectan sentimientos religiosos. Me da igual que alguien crea en santos o no, el problema que me ocupa no es eso, sino si es verdad que estas doctrinas religiosas nos ayudan a ser mejores personas, a convivir entre nosotros, a no tener conflictos internos.

Entendí cuando dejé de pertenecer a la Iglesia católica lo que sienten los 15 de cada 100 mexicanos que no creen en esa religión, pues la imposición de los rituales a quiénes no creemos es a veces imperialista, invasiva. La mejor forma de convivir es prescindir de la identidad religiosa, yo he recomendado a mis amigos ateos no confrotarse y no poner en confrontación a los hijos, mientras no se habla de religión aunque asistas a una fiesta religiosa no hay conflictos. Discutir la existencia o no de Dios es algo absurdo. Deja de ser un diálogo racional para convertirse en confrontación de emociones.

Esta parte, será la primera de dos, pues la siguiente entraré en el debate de como el conservadurismo no quiere el futuro y como esa idea radical que nos presentan como una novedad es la expresión más clara de un pensamiento burgués contemporáneo que se basa en la filosofía de Max Stirner y se desarrolla en los pensamientos de George Bataille.  Una forma de pensamiento que se mueve pendularmente del Eros al Tanatos, del Ser a la nada y que proviene de las secuelas de un pensamiento religioso cristiano, que disfraza una concepción humana e intelectual en los fondos de esa doctrina que por fortuna abandoné en mi juventud. 
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1 Es curioso que cuando buscamos un apelativo los no creyentes y nos declaramos libres pensadores, la anulación perpetua de los católicos es querer borrarnos diciéndonos que ellos también son libres pensadores, para que no seamos nada, sólo lo que ellos quieren que seamos.
2 Al menos en los 70, cuando era adolescente y jóven ya los leía porque me divertía mucho la mentalidad estrecha de dichos folletos. Las chicas de 15 años no deberían bailar, hablaban en contra de la teoría de la evolución de las especies de manera muy errónea cuando la Iglesia ni tiene posición oficial en torno a ella y hay sectores que la aceptan, pero lo más divertido era cuando hablaban de Marx y el socialismo, o de las ideas erróneas de los masones y quiénes postulaban el cambio social. Me fueron muy útiles y funcionales, porque dichos folletos fueron los sparrings de mi juventud.