El presente documento es el borrador de la presentación de las tesis de la Universidad Fábrica, tesis de la Liga Comunista 23 de septiembre y su posición sobre la Universidad y la educación. El texto forma parte de su reedición y es un adelanto para el público de dos cabezas un mundo y nuestros lectores de Krathos y Ethos.
Presentación
§1. Importancia del documento.
El documento de Las
tesis de la Universidad fábrica es una aportación original y talentosa que
se desarrolló en el seno de los movimientos armados en México, y diríamos
destacable para el propio desarrollo del movimiento revolucionario en América
Latina, pues proporcionó el fundamento teórico y por lo tanto práctico a la
inserción del movimiento estudiantil mundial en los movimientos revolucionarios
de los 60 y 70; constituyendo una de las explicaciones más importantes, más
profundas de los porqués de la participación del movimiento estudiantil como un
destacamento de vanguardia, en el seno del proletariado y desde el punto de
vista del proletariado.
Expresión revolucionaria, sin duda, del movimiento
estudiantil, que inspiró su organización de avanzada e inspiró las movilizaciones insurreccionales como el Asalto al cielo en Culiacán, Sinaloa, en
1974.
Las huelgas de masas de los jornaleros agrícolas de Sinaloa,
fueron acompañadas del combate de la Federación de Estudiantes de la
Universidad de Sinaloa FEUS.
Una huelga armada que culminó con la toma de Culiacán, capital de Sinaloa y la
quema de edificios del poder. Un acto cuya dimensión técnica se compara con la insurrección
zapatista de 1994, en la toma de San Cristóbal de las Casas, y que se produce
en plena guerra fría, por lo tanto frente a una violencia política del Estado
abierta.
Dieron las tesis de
la Universidad Fábrica, a la propia Liga Comunista 23 de Septiembre, razón de Ser,
destacando en su programa este fundamento y la explicación de la acción
estudiantil en su seno.
Fue la redacción de Ignacio Olivares Torres, a quién su
nombre de clandestinidad lo denominó El
Sebas, a él fue quién le toco el desarrollo de las tesis para ser
difundidas a través de los hilos de la clandestinidad en un documento con el
nombre “ACERCA DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO DEL PROLETARIADO ESTUDIANTIL”
pero cuya difusión y las referencias posteriores le denominaron con uno más
breve y conciso, el nombre de Tesis sobre la Universidad Fábrica
con el que fue conocido por todo el medio revolucionario y de la izquierda en
general. Tesis que se produjeron en las discusiones con el propio Ignacio Salas
Obregón y la dirección de la LC 23 en aquel momento.
§ 2.Contexto mundial
Después de 1968, la explosión del movimiento estudiantil en
el mundo era un hecho objetivo. Los motines del mayo de 1968, la primavera en
Praga, las movilizaciones de los estudiantes italianos y más tarde los del
verano caliente de Italia eran un hecho contundente que requería explicaciones
de carácter teórico y político. A ello se abocó la sociología norteamericana
tratando de encontrar los resortes de lo que denominó la rebelión juvenil,
entresacando las tesis de Herbert Marcuse en El hombre unidimensional concluyeron en que la irrupción de la
juventud en la vida social obedecía a un nuevo rol de los jóvenes y su
incorporación social como tales en el siglo XX. Las tesis de Marcuse elaboradas
a mediados de los 60 explicaban el fenómeno estudiantil en la existencia de una
Sociedad Industrial Avanzada que
dejaba fuera de los canales de consumo a los estudiantes y por lo tanto al
margen de la alienación social capitalista (Marcuse, 1984). Son las clases marginales como los
estudiantes, los negros, los inmigrantes, las mujeres los que constituyen las
clases alternativas y no el movimiento obrero, que esta domesticado.
Posteriormente Alain Touraine trataría de explicar el fenómeno
desde la perspectiva de la nueva sociología francesa, a partir de la demanda de
lo que él llamó nuevos movimientos sociales y que se explicaban por el
conflicto de la información y la decisión que las clases subalternas reclamaban
a los poderes políticos en contra de los sectores especializados (Touraine, 1978).
Pero tanto Marcuse, como Touraine, contraponen a los
estudiantes con la clase obrera, postulando que la clase obrera de las sociedades
post-industriales ha dejado de ser revolucionaria, es decir acabando con el
sujeto revolucionario postulado por Karl Marx el siglo anterior. Tanto en
Touraine como en Marcuse, la clase obrera es identificada como el movimiento
sindical, al que lógicamente ven totalmente integrado al sistema. Las huelgas
de los mineros norteamericanos en los 70 y los movimientos obreros surgidos en
esa década en los países centrales, relativizarán de inmediato dichas tesis. La
posterior crisis capitalista de los 70 sacudirá de nuevo la aparición de la
resistencia obrera y sus luchas defensivas.
Entender a fondo los acontecimientos del siglo XX requiere
también conocer el entramado de conflicto social y de la violencia que sacudía
América Latina y el mundo; que llevaba un proceso de descolonización de 25 años
de historia. Los actores centrales de esa historia habían sido los movimientos
armados que en la segunda guerra mundial resistieron contra el nazismo y al
final de la segunda guerra mundial habían encabezado la lucha de los pueblos
del mundo por su liberación.
El debilitamiento europeo que sigue a la II Guerra Mundial
dio posibilidad a las independencias políticas en el mundo colonial. La India,
la Indochina francesa, las poblaciones africanas acudieron al llamado al pueblo
en armas. Más tarde no sólo las colonias, sino aquellos territorios que se
hallaban sometidos al Imperialismo y desde luego al Imperio ganador de la
contienda, el Imperio norteamericano.
Entre 1945 y 1965 triunfaron movimientos populares que se
constituyeron en movimientos armados en la revolución popular china; en la
independencia de Vietnam y su posterior guerra de resistencia contra la
invasión norteamericana; en las jornadas de la Batalla de Argel y la independencia argelina y en el contagio de
estas revoluciones en África y Asia.
Los movimientos estudiantiles ya habían tenido un papel
protagonista en la lucha por la Reforma Universitaria en Córdoba y en la
autonomía universitaria de México en 1929. Pero es sobre todo, con la
masificación de la educación y con su proceso de proletarización, que los
estudiantes comenzaron a adquirir un rol que debería haber sido explicado más
allá de su papel de democratización de la enseñanza y de reforma universitaria.
Los estudiantes como fuerza política al lado de la guerrilla
y como columna vertebral aparecieron en las insurrecciones más importantes de
la guerrilla Latinoamericana. El Asalto al cuartel de Moncada con el estudiante
Fidel Castro al frente, las jornadas del bogotazo, la insurrección con los
tupamaros en el Uruguay, los montoneros y ERP en Argentina, el MIR chileno, las
guerrillas surgidas del PCV en Venezuela, etc.
Posteriormente la revolución cubana y el auge de movimientos
guerrilleros armados en toda América Latina. La explicación de porqué aparecen
estudiantes en los destacamentos de vanguardia no es ya un tema irrelevante y
sin embargo se pueden encontrar teorizado en pocos textos con la profundidad de
la Universidad fábrica que analizan este hecho consumado, por lo regular se
moraliza el carácter idealista y comprometido de los estudiantes en su momento
de juventud.
§ 3. Marxismo como herramienta.
La gran virtud del texto de la Universidad fábrica, es
que recupera la explicación desde el marxismo, como discurso crítico
revolucionario aplicado a una realidad concreta.
Las tesis de la Universidad fábrica recogen hallazgos y
avances en la discusión del marxismo. Hasta antes de los años 60, los marxistas
retomaban la teoría de Lenin sobre la sucesión de etapas precapitalista,
mercantil, industrial, capitalismo monopolista de Estado e Imperialismo para
explicar el devenir histórico del Modo de Producción capitalista. Rosa
Luxemburgo presentaba la variante de las dos grandes épocas del capitalismo,
Capitalismo Industrial e Imperialismo, éste último como su fase de decadencia.
Se afirmaba que Marx no había desarrollado una concepción
del desarrollo capitalista y que el leninismo o el luxemburguismo desarrollaban
esta carencia. Sin embargo, así como Marx había fundamentado al capital en base
al proceso de producción, como al proceso de trabajo; la explicación de los
cambios en el capitalismo debe fundamentarse en la óptica marxista, como los
cambios del proceso productivo y por lo tanto del proceso de trabajo. Lo que
haya cambiado en el capitalismo tiene que ver con el proceso de valorización
del capital y sus procesos de producción de plusvalía y acumulación.
Es en este momento, cuando a mediados de los 60 se
“descubre” un manuscrito contenido en las werke
o trabajos preparatorios del Capital que contiene, con más desarrollo las ideas
de Marx, los conceptos Subsunción formal y subsunción
real del proceso de trabajo al Capital.
Fue un hallazgo importante en los Archivos de Ámsterdam que
explican de otra forma, los conceptos manufactura y gran industria, así como
los conceptos de plusvalor absoluto y plusvalor relativo que vienen
desarrollados en los capítulos IX, X, XI, XII, XIII y XIV del tomo I de El
Capital. Un manuscrito muy interesante que resuelve interrogantes importantes
como en qué momento hay capitalismo en una sociedad, cuando ese capitalismo se
consolida; además de resolver que ramas son productivas y cuáles no, así como
dar base a la posibilidad de explicar desde el punto de vista marxista el
fenómeno de la tercerización social, es decir, la irrupción de los servicios
modernos como sector mayoritario de la sociedad. Este manuscrito fue publicado
en francés, español y otros idiomas bajo un título equivocado, el de ser el Capítulo VI Inédito de El Capital. Así
apareció en sus ediciones en francés y así apareció en la edición en español de
la editorial siglo XXI bajo la traducción de Aricó. En realidad se trata de un
manuscrito que forma parte de los escritos preparatorios al capital, notas como
lo constituyen los grundrisse en su
obra.
Antes de la Liga 23, el francés Jacques Camatte había
profundizado el valor del manuscrito y había escrito Capital et Gemainwessen un escrito sobre las conclusiones más
importantes del llamado Capítulo VI Inédito. (Camatte, 1976). Libro que sería
publicado más tarde en francés.
Es un antecedente importante porque Ignacio Olivares retoma
conceptos del Capítulo VI Inédito para explicar porque el proceso educativo
universitario constituye un sector más de la producción capitalista moderna. Un
libro adecuado, ciertamente para definir las relaciones de producción
capitalistas.
Si bien Marx se refiere al proceso de trasmutación de la
sociedad manufacturera, artesanal, al periodo del maquinismo y con ello el paso
del plusvalor absoluto al plusvalor relativo, cuestión que desarrolla en el
capítulo XII y en el XIV del tomo I de El Capital, la forma como toma Olivares
Torres las tesis buscan resolver la pregunta de ¿por qué los estudiantes
combaten al lado de los proletarios como sector social?
Se resolvería esa pregunta de una manera marxista también,
explicando su rol en el proceso de producción social, en la creación y aplicación
del conocimiento y de la tecnología necesaria que requieren las sociedades
industriales en el siglo XX. La respuesta es clara. Para entender esta
pertenencia de clase, no debemos suponer la creación de tecnología y
conocimientos necesarios fuera del proceso productivo, sino como una parte integrante del mismo. La universidad no
sólo proporciona los cuadros técnicos y científicos preparados, sino desarrolla
conocimientos de ciencia y tecnología aplicables a las soluciones técnicas que
requiere el capital en el proceso productivo; así como desarrolla tecnologías
concretas para elaborar capital fijo industrial. Intuye al ingeniero al químico
o al médico, no como un profesional independiente que vende servicios, sino
como un trabajador asalariado productivo cuya conexión social es la propia
universidad, que produjo esos conocimientos necesarios, indispensables para la
producción industrial o el mundo productivo capitalista.
Asume, de esta forma, que la universidad no es una entidad
aparte, sino parte de ese obrero colectivo social, necesario, para el mundo
capitalista. Y con ello explica, porque los estudiantes asumen, fuera de
visiones anteriores la conciencia de la clase a la que pertenecen. No son
simplemente «idealistas de juventud» sino que su actitud, su comportamiento,
tiene una base material en el mundo social capitalista del que forman parte.
Por eso el programa de los estudiantes es la destrucción de la universidad
sobre las bases capitalistas y su incorporación en el aparato productivo social
con una sociedad diferente.
Es visionario, porque hoy, ningún sociólogo contemporáneo es
capaz de negar que eso que Marx denomina obrero colectivo, es un conjunto de
trabajos separados e interconectados, en lo que se ha definido en inglés como clusters internacionales no sean
trabajos industriales. Nadie puede negar el trabajo proletario de un obrero que
produce ejes móviles para Ford, en un consorcio o compañía diferente a la
propia empresa. El desarrollo de la tecnología a emplearse en la producción, se
desarrolla en el MIT en Estados Unidos, al mismo tiempo que el software
necesario para moverlo es desarrollado por consorcios ligados a los
programadores de las universidades de la Inda, parte de ese proceso de trabajo
colectivo es el trabajo maquilador. Olivares no imaginó con probabilidad que
estaba frente al proceso de integración de las ramas industriales en red como
lo describe el propio Manuel Castell en la Era de la Información o que ese
proceso terminaría con el capitalismo fordista para dar paso a la forma de
acumulación postfordista. Y lo que hoy nos parece novedoso, era sin duda de
vanguardia cuando surgieron las tesis. (Hirsch, 2003)
El trabajo de Olivares va glosando el texto de El Capital,
como el VI Inédito. Va describiendo las tesis de Marx y va pensando junto con
ellas el proceso educativo universitario. La acumulación de capital va
atrayendo ante sí las diversas actividades humanas, a las que transforma
primero en formas de manufactura o subsunción formal del proceso de trabajo, a
su automatización en la fábrica, formas de subsunción real del proceso de
trabajo. Trabajos que antes eran externos a la fábrica se subordinan al proceso
productivo fabril y constituyen su elemento necesario.
Para Marx, a diferencia de Lenin y Rosa Luxemburg, existen
dos momentos históricos no necesariamente lineales, es decir que se producen en
diferentes tiempos en el proceso de producción, variando en sus ramas y
división compleja del trabajo. La manufactura como forma de subsunción formal
del proceso de trabajo inmediato al capital y que produce plusvalor absoluto,
aquél que sólo se puede prolongar mediante la extensión de la jornada de
trabajo. Este primer momento conlleva al desarrollo en un segundo momento, el
del maquinismo, subsunción real del proceso de trabajo inmediato al capital,
que producirá el plusvalor relativo, aquél que se incrementa mediante la
intensificación de la explotación, por la productividad del trabajo.
Olivares Torres nos indica con gran precisión que este momento
de la subsunción formal se cubrió en el periodo cardenista, pues como sabemos
el proceso de dominio del capital industrial se producirá con la industria
manufacturera a partir de la Segunda Guerra mundial. (Mosk, 1951). No obstante que
algunos autores han matizado que la industrialización provendría después de la
crisis de 1929 como continuación de la maquinización del porfiriato. (Cárdenas, 1998), la mayoría coincide
en la coyuntura de la segunda guerra mundial, lo que le daría la razón a
Olivares Torres. (Hansen,
1979) (Mosk, 1951) (Torres, 1984). La fase de
subsunción real inicia en México con la industrialización entre 1949 y 1952 y
su posterior consolidación con el desarrollo estabilizador.
§ 4. La división en torno a
la Universidad Fábrica.
Para los años 60, tras la represión al movimiento
ferrocarrilero, máxima expresión de la lucha obrera en aquella década, el papel
del Partido Comunista Mexicano había quedado entredicho. Un Partido proletario
que no es capaz de encabezar la lucha del proletariado, no es un partido de la
clase obrera. Este es el sentido de las tesis de José Revueltas sobre La inexistencia histórica del Partido
Comunista que llevó a la ruptura de la célula Marx y la célula Engels en el
propio partido. Revueltas había acusado al PCM de no ser la vanguardia del
proletariado y de expresar la enajenación histórica de la clase obrera, es
decir las ilusiones nacionalistas y democráticas, burguesas.
Años más tarde en el documento El tiempo que nos tocó vivir, Raúl Ramos Zavala expresó la crítica
en el seno del partido. La insuficiencia del partido para asumir las tareas que
el proletariado urbano y rural les imponía en ese momento. Esta ruptura fue
creando dos polos. Por una parte quiénes estaban convencidos de la necesidad de
la formación del partido de la clase obrera y quienes consideraban que el
desarrollo de la lucha obrera se fortalecería en el desarrollo democrático del
país. El primer polo nucleó las diferentes vertientes del espartaquismo que va
de la Asociación Revolucionaria Espartaco ARE a la formación de las Ligas, la Liga Leninista
Espartaco LLE y la
posterior Liga Comunista Espartaco, LCE. Paralelamente la ruptura en la propia ARE para la formación
del Partido Revolucionario del Proletariado PRP y el Partido Mexicano del Proletariado PMP. Estos movimientos señalan
la necesidad de ruptura con la sujeción de Moscú y el encuentro de una política
independiente del proletariado mexicano que asumiera su autonomía como clase,
para retomar el camino revolucionario.
Paralelamente surgieron como desprendimiento temprano del PRI, el Movimiento de
Liberación Nacional cobijado por el propio Lázaro Cárdenas y las corrientes que
se quedaron en el PCM.
El largo noviazgo entre el MLN y
el PCM desembocaría en
lo que hoy es el Partido de la Revolución Democrática PRD. La oposición a empujar un movimiento
crecientemente armado en América Latina contra quienes sostienen pelear por la
vía civil para consolidar un movimiento democrático
mexicano.
Los nacionalistas entre los que destaca Heberto Castillo, ex
miembro del MLN,
cobijaron la fantasía de que el gobierno echeverrista abandonaría el autoritarismo
anterior y transitaría a la apertura democrática con la posibilidad de abrir el
campo al registro de nuevas fuerzas políticas al inicio de la década de los 70.
Este deseo, les llevó a los llamados “aperturos” a condenar todo aquello que no
fuera su agenda política. Así en alianza con el escritor Carlos Fuentes,
comenzaron a tildar de provocadores o incluso a calumniar supuestos nexos con
la CIA, a todo aquél que no confluyera en la petición de la apertura política
mexicana. En realidad, Luis Echeverría Álvarez, un agente e informante de la
CIA, ganaba tiempo para controlar de manera autoritaria al país, al mismo
tiempo que cancelaba la expresión política. Echeverría estaba sujeto a la
doctrina de seguridad nacional norteamericana y a la noción de enemigo interno.
Parecer de izquierda y dar ilusiones a los sectores “democráticos” de la misma,
le permitía alternar los golpes contra lo que se consideraban enemigos de mayor
envergadura. Al final terminó persiguiendo y encarcelando a uno y otros.
El 10 de junio de 1971 fue el punto medular de tensión y
prueba. Castillo y otros condenaban el derecho a la manifestación de los
estudiantes que apoyaban a sus compañeros de Nuevo León. Un gobierno de
apertura democrática no sería capaz de reprimir estudiantes, pero tanto el
gobierno como los “aperturos” condenaban la manifestación civil pacífica de los
estudiantes. La conclusión de esta coyuntura, todos la conocemos, la masacre
del jueves de corpus en 1971.
Acontecimiento que terminará empujando a un movimiento armado que ya se
encontraba en marcha. La insurrección socialista de los jóvenes en la década de
los 70.
La frustración de la izquierda que ya entonces se
convertiría en electoral, se descargó contra el presunto radicalismo estudiantil, que le echaría a perder sus negociaciones
con el poder. Un poder que en realidad ganaba tiempo y que no negociaría nada.
Echeverría, el Lintempo de la CIA, no permitió partidos políticos nuevos pese a
que era “amigo” de Salvador Allende, el líder de la izquierda que había llegado
al poder por la vía pacífica.
Es el entorno de la reacción contra las tesis de la
universidad fábrica por parte de la izquierda, que le asignaba al estudiantado
un papel más modesto. El de apoyar la reforma universitaria y el de apoyador de
las luchas populares. Lo que se necesitaba no era una revolución, para el PCM, sino «democratizar la
enseñanza». De esta forma, la universidad fábrica representó una
gran fricción entre los miembros de la izquierda tradicional y los jóvenes del
movimiento armado.
Casualmente los pescados
como se les conocía a los del PC, eligieron un panfleto de Lenin para calificar
a sus adversarios. En base a La
enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo (Ilich Ulianof (Lenin), 1920) los miembros del PCM en la Universidad Autónoma
de Sinaloa comenzaron a calificar a sus opositores de la FEUS como enfermos. Más por desesperación, porque el movimiento de la FEUS los había rebasado y
controlaba la mayor parte del movimiento, como vendría a demostrarlo las
jornadas del Asalto al cielo en 1974.
Las fricciones se debían a la competencia por ganar al mismo sector estudiantil
y magisterial con dos programas diferentes de lucha. La revolución proletaria o
la democracia burguesa.
En realidad, por su postura y su función, el PC mexicano
estaba más dispuesto a torpedear el movimiento, que a respetar lo que la
mayoría imponía frente a las condiciones. Es claro que la FEUS les ganó a la
mayoría de las masas. Estas fricciones derivaron en la llamada lucha a muerte
contra el oportunismo, de un lado y a la calificación de una guerrilla como
movimiento de policías e infiltrados. El PC estaba cumpliendo el mismo papel socialdemócrata
contra la revolución alemana en 1919 y los jóvenes enfermos poseían el mismo empuje que los enfermos supuestos a los
que calificó Lenin, los consejistas marinos-obreros revolucionarios de
Alemania. El resultado fue el mismo a la larga, la derrota de la revolución y
la imposibilidad siquiera de una democracia en México.
Calificar las tesis de la universidad fábrica de desviación
es una tontería. Las tesis representan un momento en la consciencia de un nuevo
destacamento que se ha venido sumando a la lucha del proletariado. Un
destacamento que no ha fallado en los distintos momentos en que la resistencia
obrera ha surgido. Uno de los críticos de la Universidad Fábrica, Alfredo Tecla
Jiménez, propone el desarrollo del sindicalismo universitario y las luchas por
la democratización de la universidad como medio de fortalecer las posiciones
del Partido y formar un sector consciente de la clase obrera. (Tecla
Jiménez, 1976)
A estas alturas, después de 40 años, la democratización de la universidad ha
sido un fracaso y las luchas de resistencia estudiantil en la universidad una
constante. Ganar los puestos de la Universidad
¿Por qué los universitarios y politécnicos en los 70
resistieron? ¿Por qué evitaron las cuotas en 1999? La respuesta está en la
profunda escisión del proceso universitario, en la que quienes han llegado a
los órganos de dirección de la universidad, acabaron integrándose al aparato
político como parte de esta nueva clase política de la izquierda del capital,
pero dentro del capital. Para los estudiantes normales las luchas han
significado lo mismo que el proletariado, triunfos parciales y una amenaza
firme y convertirse en asalariados el resto de su vida.
Olivares Torres no podría prever que el modo de acumulación
fordista y el Estado nacional de seguridad, comenzaría a deteriorarse al
finalizar la década. Que el esquema de acumulación cambiará hacia la
flexibilización y que la subordinación del procesos laboral universitario se
transformaría dramáticamente.
En todos los países del mundo se intenta privatizar el
proceso de educación. Mediante becas financiadas por el capital financiero, se
sujeta a los estudiantes a una deuda larga para pagar sus estudios. Una especie
de impuesto por cabeza, impuesto a los proletarios que estudian. Los
profesionales no sólo sirven para la exacción del plusvalor social en sus
trabajos, se les somete a una especie de tienda de raya, en la que están
obligados a pagar intereses, como impuestos adicionales a los que ya pagan. Profesores serán sometidos a la
movilidad y al despido sin garantías, el proceso educativo avanza hacia la
flexibilización capitalista con la anulación de derechos. Certificación no es
otra cosa que control político. La democratización de la enseñanza por la vía
de poner autoridades democráticas, fracasó. A cualquier autoridad la rebasa el
plan mayor del capitalismo para anular la educación pública y cobrarla en el
largo plazo.
La desprotección laboral es el síntoma del momento presente.
La reforma educativa proporciona las herramientas al Estado para la sujeción y
el control de los maestros. Echando para atrás el contrato colectivo, ahora se
flexibiliza la contratación para volver a todos los obreros, o a los más
posibles en eventuales.
Los estudios sobre acoso laboral han arrojado que la nueva
modalidad de acoso en las universidades lo constituye el acoso docente.
Técnicamente los estudiantes que son becados por el CONACYT deberán cubrir las becas si son reprobados en alguna materia.
Las becas constituyen una forma de trabajo asalariado para estudiar, recursos
que hoy se proporcionan a estudiantes a cambio de un título, pero que en el
futuro, como sucede ya en muchos países, se darán por un financiamiento
bancario que tendrá el estudiante que cubrir en el futuro. Un jefe tóxico se
traduce en la universidad como un comité de asesores tóxico. Maltrato
institucional y violencia laboral que lleva a los individuos al psiquiátrico.
Ya no hay una frontera clara entre lo que es un empleo y una beca, en ambos se
puede ser despedido, con el inconveniente para el becario de que tendrá que
regresar los recursos asignados. Si hoy no sucede en muchos casos así, el
mecanismo del crédito bancario lo hará.
§ 5. Estudiantes proletarios, recuperación del sujeto político.
A diferencia de los textos de Marcuse o Touraine, las tesis
de la universidad fábrica no resuelven la participación estudiantil en la
revuelta por estar fuera del circuito capitalista, sino porque precisamente se
encuentran dentro del mismo proceso laboral, es decir lo resuelve a la Marx.
Tampoco lo resuelve en el conflicto de tecnócratas vs.
Políticos. No es para disputar, como dice Touraine, las decisiones técnicas a
los políticos, sino en Olivares es porque ellos constituyen un sector más
explotado por la sociedad capitalista. Conclusiones que evidentemente no les
habría gustado a los que hablan de un Marx muerto.
Con ello, al ser parte integrante, con saber, del proceso
productivo y del obrero colectivo, su lucha no es por mejorar sólo su situación
económica, sino por ser una de las partes fundamentales de la apropiación del
aparato productivo del capitalismo y de la transformación social busca una
liberación definitiva. El saber, la ciencias, los conocimientos están en manos
del proletariado, el capital solo es detentor de los medios de producción.
Los estudiantes son un sector productivo, que constituye una
de las ramas de la producción capitalista. El obrero, por perder el empleo, no
deja de ser proletario, pasa a constituir el ejército industrial de reserva. De
la misma manera, el enorme desempleo de profesionales y estudiantes que
estudiaron pero que están desempleados nos muestra que sufren la misma suerte
que el proletariado industrial.
Por eso las tesis de la Universidad fábrica deben leerse y
entenderse, como un desarrollo que convierte al sector profesional, académico y
estudiantil en parte de la clase proletaria. Un proletariado diverso que ya no
es solo la clase obrera, sino una diversidad de ramas industriales, de
servicios y empresas agrarias.
Marx mismo que utilizó el concepto de clase obrera, para
definir a los sujetos que trabajaban en la industria, fue derivando el concepto
a clase proletaria porque el capital constituye un proceso de expansión sobre
todas las actividades humanas de la producción. Las tesis de la universidad
fábrica recuperan al sujeto histórico proletario como agente de transformación
social y como fuerza importante dentro del ejército del proletariado
internacional.
A 40 años de su publicación constituyen de nuevo el
recordatorio de que la lucha que inició en los años 70 aportó tanto en la
teoría como en la práctica, elementos para la liberación de las comunidades
humanas en el futuro. La crisis abierta en 2008, traerá consigo de nuevo estos
temas que jamás dejarán de estar vigentes, mientras el mundo capitalista viva.
Arturo Luis Alonzo
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