Nunca entendí hasta que ya fui adulto la crítica sesgada que Mary Poppins le hacía a la madre de los niños por acudir a mítines a favor del voto a las mujeres.
El primer contacto con feministas lo tuve en la Universidad y luego en el ambiente laboral. Mis compañeras de trabajo me platicaron en qué consistía el ideario feminista y lo que implicaba la lucha por los derechos de la mujer. Jamás me pareció ello ni tan amenazante, ni tan loco. Mis propias compañeras de escuela eran activas en este asunto y habían fundado organizaciones como el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias GAMU y en mi centro de trabajo en los 70 una de las primeras organizaciones ONG de asistencia a las mujeres violadas. El Centro de Asistencia a Mujeres Violadas CAMVAC.
En mi relación con las feministas siempre he podido plantear problemas derivados de la relación hombre mujer. Debatí el problema de la kramerización o el fenómeno inverso de las mujeres despojando a los padres del derecho de ser padres frente a sus hijos. También he debatido fuerte cuando se acusa a alguien de violación y la mujer que lo hizo no fue violada y sus propósitos eran muy diferentes al ejercicio del derecho.
Pero estas son excepciones. Por lo regular no puedo dejar de reconocer que las mujeres si son mayoritariamente relegadas y marginadas no sólo de los puestos y las oportunidades, también de son victimas de maltrato intra familiar y discriminación. La violencia en el transporte público porque están solas y se les piensa indefensas.

Por esa razón me he opuesto a la penalización del aborto, a las leyes discriminatorias en materia de sexo femenino. He buscado que se impulsen los trabajos de género en el lugar dónde laboro e intento no secundar cosas que son inequitativas.
En los últimos años me he enfrentado a la ultraderecha mexicana en un duelo que lleva ya varios años por desmentir las falacias que en materia de aborto y derechos de la mujer se dicen. En este caso no es sólo una actitud de tolerancia hacia lo que me es diferente, sino de una participación activa dónde yo juego el rol de estar al lado de quienes luchan por todas estas cosas.
No he tenido parejas feministas, aunque mis parejas han sido personas pensantes muy conscientes y con una buena capacidad intelectual. Quizás eso y la transgresión de mi propia Mamá hacia la ruptura de la tradición es lo que impulsa en buena medida el esperar siempre una posición positiva de las mujeres.
Mis compañeras de trabajo, mis amigas, mis ex compañeras sentimentales, todas han sido mujeres que han aportado algo a nivel social.
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