¿Cuántos muertos más deben existir, para que nos demos cuenta que demasiadas personas han muerto? ¿Quién puede detener el asesinato de niños, ancianos, adultos, mujeres, pero sobre todo de jóvenes? La ilegalidad de la marihuana y otras drogas es un excelente negocio para algunos, pero significa la muerte para muchos más. ¿Qué mata más el uso de la marihuana o su tráfico?
Un colega maestro, cuyo nombre me reservo, originario del estado de Chihuahua arengaba a jóvenes estudiantes de la UNAM a mantenerse en la vía pacifica. Nuestro país, nos dijo, se debate entre la vida y la muerte, emocionado, interrumpió en llanto ante una enmudecida concurrencia de jóvenes universitarios.Habían muerto 5 de sus alumnos, la muerte recorre no sólo con cifras el norte de nuestra república, el sur también, pero no podemos hacer hueros sus comentarios, las cifras no nos dicen lo terrible, los nombres, los apellidos, los nexos, los lazos, los vínculos que unen a los vivos con los muertos. Las cifras son frías, los sufrimientos de la gente en medio de una indolencia generalizada, porque el pueblo esta desinformado, nos las ocultan lo terrible diciendo que son delincuentes.
En México ocurre ya un genocidio principalmente contra toda una generación de jóvenes. En la Ciudad de México no nos imaginamos la magnitud, el dolor inmenso y cotidiano de las familias de provincia. La voz de un maestro cuyo dolor por sus alumnos nos alerta, México vive entre la vida y la muerte.
Esto es algo que no podemos dejar de mencionar, no nos debemos quedar callados ante el dolor ajeno, debemos levantar ya la voz, y exigir que se detenga la masacre. Las vidas humanas no son útiles para una guerra absurda fraguada por ingenuos. Desde Joaquín Sabina hasta las gentes más pensantes sabemos que el fin de la guerra comienza por la legalización de la marihuana. Un problema de salud, debe comenzar por no criminalizar una actividad en la que unos se enriquecen mientras que muchos otros mueren, las ganancias que corrompen y a la vez estan matando a decenas de miles de mexicanos ¡Ya basta!
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