Existen al menos dos operaciones con relativo exito que ha posicionado la derecha mexicana social cristiana. La noción de Estado autoritario que aplican al "PRI" de 1929 a 2000, 71 años de historia y la noción de viejo PRI con el que hacen tabla rasa en la historia y combaten las ideas de la Revolución mexicana, de las cuáles, ellos, los panistas demócrata cristianos son adversarios.
El panismo nacido en 1939, hace 72 años, quiere borrar con el concepto autoritario varias cosas:
1. Qué aún con la alternancia bipartidista en México, el régimen del país no es democrático, que ellos preservan muchos de los mecanismos autoritarios del México presidencialista, que usan contra el propio PRI actual.
2. Qué el régimen post-revolucionario no fue una etapa continua y homogénea, que existieron tres formaciones políticas sucesivas, el Partido Nacional Revolucionario; el Partido de la Revolución Mexicana y el Partido Revolucionario Institucional. Lo que no implicó sólo un cambio de siglas, sino momentos históricos determinados en la configuración del régimen político y del Estado mexicano.
3. Qué en el PRI conoce al menos dos momentos diferentes, que definen lo que puede llamarse Nuevo PRI y Viejo PRI, éste último con una historia entre 1940 y 1982, y que es contrario al nuevo PRI que tiene un historia que va de 1982 a 2011.
4. Que el PAN fue una pieza clave en la legitimación y funcionamiento del régimen político autoritario priísta, colaborando en el marco electoral en la primera etapa del PRI (1940-1982) y concertando contra la izquierda en la segunda etapa entre 1988 y 2000.
5. Al calificar de autoritarios a los opositores, los engloba a todos en el calificativo priísta, tanto a la izquierda electoral como al Nuevo PRI. Busca con ello confundir desde una perspectiva purista como si la democracia se tratara de una mera confrontación entre el PRI autoritario y el PAN "demócrata".
6. Intenta borrar que la línea política del Nuevo PRI, es mucho más cercana a la del PAN, que a la del viejo PRI y a la de la Izquierda electoral mexicana. Con ello trata de confundir al común denominador de la gente haciendo invisible la ruptura entre el Viejo PRI y el Nuevo PRI; entre el Nacionalismo Revolucionario que mantuvo el PRI y el liberalismo social con el que se autocalifica el salinismo del Nuevo PRI. Como si no hubiese existido el hecho contundente y determinante de la ruptura del cardenismo con la fractura del electorado en tres porciones a partir de 1988.
7. La imagen mítica del regreso del PRI es que regresaria no el viejo PRI, nacionalista revolucionario, sino el nuevo PRI, salinista y neo liberal, liberalismos social como ellos le llaman, es decir gobiernos de las características de Salinas De Gortari y Zadillo; no gobiernos como el de Lázaro Cárdenas o Adolfo López Mateos o incluso López Portillo.
8. Que la diferencia entre el Nuevo PRI y el Viejo PRI es el papel del Estado como estimulante de la vida económica y social, de las prestaciones de los trabajadores; mientras que el Nuevo PRI abandonó ese papel y busca la misma política que el PAN tiene en este momento. Al votar por Peña Nieto, el electorado obtendrá el régimen de Zedillo, no el de Lázaro Cárdenas.
9. Que entre el Nacionalismo Revolucionario y el Liberalismo Social no existen piedras de toque. La gente clama un regreso al papel del Estado como protagonista del desarrollo y la protección social, eso no lo obtendrán con el Nuevo PRI.
10. Los escindidos del PRI en 1986 no son solamente nacionalistas revolucionarios, sino que han incorporado el programa de democratización de la izquierda en los años 60. La izquierda proviene del movimento de 1968 y de los años 70. El Programa que postula la fuerza principal de esta corriente, centrada en el López Obradorismo se llama Nueva República.
11. Nueva República no postula sólo las posiciones social demócratas de uso del Estado como Regulador Económico y Social, sino un cambio profundo en las estructuras políticas con una Reforma del Estado que ahonde la democratización iniciada a través de la construcción de un Régimen democrático de pesos y contrapesos.
No busca la eliminación de los empresarios y las empresas, sino la incorporación de las empresas al desarrollo nacional, mediante la protección también del trabajo. Es un programa mucho más parecido al de Lula Da Silva que al de Hugo Chávez.
México se desarrolló en el régimen pos revolucionario. El PAN no contribuyó a ese desarrollo y sólo colaboró con el régimen. Cuando tuvo su oportunidad de democratizar al Estado no lo hizo, con lo cuál sufre hoy una crisis de credibilidad y una quiebra Moral.
La población puede votar por el Nuevo PRI, lo que obtendrá es un programa muy similar al que el PAN esta efectuando. Un verdadero cambio, es retomar la reconstrucción nacional y avanzar por la senda del desarrollo económico. Lo más malo del PRI, fue en efecto su carencia de gobiernos democráticos, lo más malo del PAN fue que ni se desarrolló ecónómicamente el país y tampoco se democratizó.
La izquierda es la que tiene en México un proyecto claro de desarrollo, reconstrucción nacional y democratización.
Frente al deterioro nacional que ha producido los gobiernos neoliberales, es necesario que la población reaccione como la hizo en la Revolución mexicana, pero con un movimiento insurgente civil que revierta la contra reforma de los gobiernos del PAN y del Nuevo PRI.
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