Elecciones de 2012 en México.
En México se debate frente a las elecciones presidenciales de julio de 2012 si la población se abstiene, si la población vota o si el mejor camino es la rebelión antisistémica. No es un tema fácil o evidente de resolver, pues cualquier cosa que pase, determinará la situación en al menos 12 años.
Reforma o revolución.
Combate contra el neoliberalismo o contra el capitalismo. Ese es el debate por ahora al seno de la izquierda mexicana en su amplio abanico de posiciones. No parece haber en puerta, después de las movilizaciones de Atenco y Oaxaca en 2006, ninguna movilización social antisistémica en la sociedad. La izquierda electoral acusa que la espera por una rebelión proletaria de gran magnitud, ante la falta de movilidad en el horizonte, significa inmovilismo y determinación de que el estilo de la derecha vuelva a gobernar al país.
Después del aplastamiento de los electricistas, no se ve ninguna respuesta sólida de ningún sector social de trabajadores que resistan. Por el contrario, el desempleo (paro) en el país se oculta y todos saben que al menos 2/3 partes de lo que sería la Población Económica, algo así como 40 millones de personas se dividen entre los que carecen de empleo, están en la economía informal o de plano ya no están, sobreviven en los Estados Unidos. Así con menos de 15 milllones de trabajadores en empleos inseguros, con salarios precareos, la mayoría ni siquiera asociados en sindicatos, la derecha mexicana y sus negocios parecen estar asegurados. Una industria nacional pulverizada y una clase asalariada dispersa, atomizada que resiste poco las condiciones draconianas que les impone el capital.
No se avisora en el horizonte ninguna movilización social, ni insurgencia de trabajadores. Lo más probable es que si la abstención electoral altísima en México, cerca de 20 millones de personas se mantiene, el ganador de la siguiente contienda electoral sea Enrique Peña Nieto, seguido por Josefina Vázquez Mota y la izquierda quede en un remoto tercer lugar con aproximadamente 10 millones de votos. Con un Congreso con el 75 % de los escaños del PRI y el PAN, así como de sus aliados, lo más probable es que la Ley laboral detenida hasta ahora se vuelva la pesadilla del futuro de los trabajadores y que el reparto de los restos del Estado postrevolucionario entre los nuevos empresarios de la élite sea un hecho.
En la tendencia económica actual, terminará de ser desmontado el sistema de salud y seguridad social y la lucha contra los narcotraficantes será el marco de la justificación de una militarización parecida a la colombiana. Desde una perspectiva de las clases trabajadoras no es un asunto irrelevante, pues se trata de decidir la arena en la que los que viven de su trabajo lucharán. La primera decisión, dada la correlación de fuerzas actual es si los asalariados deciden resistir en la arena neoliberal o lo hacen en la arena de viraje hacia el neoregulacionismo estatal. Lo hacen en las condiciones de Colombia, o lo hacen en las condiciones de Brasil.
Ciclo económico de México desde 1960 |
La situación del capitalismo será la situación de los trabajadores asalariados del país. Es decir de la gran mayoría de los mexicanos. No es lo mismo si el país prosigue en rieles de una situación de capitalismo neoliberal, con una tendencia de deterioro económico; a si en condiciones de reconstrucción de un capitalismo nacional, la economía crece y absorbe no sólo a la clase trabajadora en empleos precarios, sino a un ejercito industrial de reserva juvenil para el cuál no existe la menor esperanza en el neoliberalismo.
Paul Mattick nos señalaba la disyuntiva en un artículo que tituló "El nuevo capitalismo y la vieja lucha de clase":
Al ser un producto de la sociedad burguesa, el movimiento socialista esta ligado a las vicisitudes del desarrollo capitalista. Asumirá diversas formas, según sean los cambios de fotuna del sistema capitalista. En tiempos y lugares que no sean propicios para la formación de una conciencia de clase, no crece, o prácticamente desaparece. En condiciones de prosperidad del capitalismo, tiende a transformarse de un movimiento revolucionario en movimiento reformista. En tiempo de crisis social puede ser totalmente reprimido por las clases dominantes. Puesto que el socialismo no puede ser establecido sin un movimiento socialista, corresponde al destino de este último determinar si el socialismo será alguna vez realidad.1
Paul Mattick |
Me resuenan las palabras de esa gran revolucionaria de la segunda década del siglo XX, Rosa Luxemburg cuando nos decía:
¿Es que la socialdemocracia puede estar contra la reforma social? ¿O qué se puede oponer a la reforma social, la revolución social, la transformación del orden establecido lo que constituye su meta final? Desde luego que no. Para la socialdemocracia, la lucha práctica cotidiana dentro del sistema existente por reformas sociales, por la mejora de la situación del pueblo trabajador, por las instituciones democráticas, supone el único camino posible para dirigir la lucha de clases proletaria y avanzar hacia la meta final, es decir, la conquista del poder político y la abolición del trabajo asalariado. Entre reforma y revolución existe, para la socialdemocracia un vínculo indisoluble, puesto que concibe la lucha por las reformas como un medio, mientras que la revolución social es para ella un fin.2
Rosa Luxemburg |
Si la inexistencia histórica del polo aglutinador de los trabajadores, que es la base de la lucha antisistémica no esta presente y se nos presentan dos disyuntivas de elegir la arena de lucha en la que nos queremos constituir como movimiento se nos presenta, debemos elegir el inmovilismo político para que se defina la arena del neoliberalismo que terminará con su trabajo de golpear a los asalariados y reducirlos a una minoría o podemos esperar que la reforma que nos propone el movimiento reformista al mejorar las condiciones de crecimiento económico del capitalismo y la apertura social, ¿traiga consigo un ambiente más favorable para la organización de los asalaridos? Esta es una posibilidad a discusión entre quiénes se adscriben a un movimiento antisistémico. Ante la imposibilidad de una ofensiva inmediata, ¿se podrá elegir entre el neoliberalismo o la reforma socialdemócrata?
En todo caso la transformación antisistémica de la sociedad, depende de un movimiento que aglutine a los asalariados. Ese movimiento que Mattick llama socialista y que Luxemburgo propone en ese momento como socialdemócrata, es la base de la posibilidad real de transformación del sistema. La espontaneidad de un movimiento emergente de masas requiere un articulador y ese articulador es la organización que de dirección, coordine y dote al movimiento de una orientación clara. No surge de la organización de MORENA en su forma actual, ni es su continuidad. Pero sí, el espacio que se de a un mundo alternativo, depende de que los que generen la riqueza social recuperen sus espacios para la organización.
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1 Mattick, Paul. "El nuevo capitalismo y la vieja lucha de clases" en Negaciones num. 1 Octubre de 1976 Revista cautrimestral Editorial Antorcha Madrid 1976. pag. 5
2<7sup> Luxemburg, Rosa. "Prologo" en Reforma y Revolución Escritos políticos Colección Instrimentos Editoria Grijalbo, Barcelona 1977 pag.45
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